La Superliga empieza a alumbrar en el medio de la reestructuración del fútbol argentino. Y aunque se informó oficialmente que el campeonato comenzará el fin de semana del 20 de agosto y concluirá el 6 de mayo, con un receso de 40 días durante el verano, hay dos focos de conflicto. Los dirigentes se resisten a jugar la fecha de los clásicos y el reparto del dinero correspondiente a los derechos de televisión genera muchas rispideces.
Hasta ahora, poco había trascendido de la nueva estructura. Se sabía que habrá 28 equipos, con cuatro descensos y dos ascensos hasta llegar al número mágico de 22 o 20 clubes en 2022. Desarticular el Frankenstein que pergeñó Julio Grondona, un multitudinario torneo de 30 participantes, fue uno de los requisitos de Fox-Turner, la sociedad que se hará cargo de las transmisiones.
La semana pasada, directivos de las compañías se reunieron con representantes de la Superliga y los organismos de seguridad para poder garantizar un calendario que pueda cumplirse a rajatabla. En la AFA harán un borrador con el fixture, cuyas fechas, días y horarios deberán ser inamovibles. De esta manera, se evitarán especulaciones, como sucedió en el campeonato que acaba de terminar. Habría dos partidos los viernes, cinco los sábados, cinco los domingos y dos los lunes. Aunque todo está por verse, claro. Lo que todavía no se resolvió es la cantidad de jornadas que tendrá el torneo. Y eso tiene que ver con la polémica fecha de los clásicos.
A pesar de que fue un éxito para el show televisivo, los dirigentes no quieren saber nada con afrontar dos partidos tradicionales en el mismo torneo. El costo político, la presión que genera enfrentar en duplicado al máximo rival y los problemas de seguridad fueron las excusas que sobrevolaron en la reunión de Superliga que se desarrolló el miércoles en AFA. También, una situación poco equitativa. Mientras River y Boca tienen que enfrentarse dos veces, hay otros mano a mano que no tienen ni un poquito de clásicos: Atlético de Rafaela-Atlético Tucumán, Vélez-Tigre y Patronato-Sarmiento son tres casos.
Sin embargo, según pudo averiguar Clarín, el principal escollo es económico. La Superliga quiere un plus monetario por esa fecha. “Si pagan, todo bien. Si no, no se juega”, deslizó un dirigente. Las posturas están divididas.
Advertidos de esta situación, las cadenas de televisión le mandaron una carta a la AFA solicitando una reunión para aclarar este punto. “El cambio en la modalidad de disputa del torneo que significaría la eliminación de la fecha en cuestión va en detrimento de la experiencia global que los espectadores se merecen”, rezaba la misiva que llegó a la mesa de entradas de Viamonte 1366.
Con la fecha que tanto revuelo genera, serían 28 partidos a disputarse entre el 20 de agosto y el 6 de mayo, con la interrupción el 10 de diciembre y su reanudación el 28 de enero. De otro modo, serán 27 encuentros. En los próximos días habrá una definición, ya que no sólo hay que armar el fixture; el 15 de agosto está previsto el lanzamiento de la Superliga, en conjunto con Fox y Turner, con una fiesta en la Rural.
Otro punto controversial es el reparto del dinero. Hace 15 días, en el Hotel Savoy, los dirigentes propusieron seguir cobrando hasta fin de año con el actual esquema, el de las tres escalas, que se heredó del Fútbol Para Todos. En el primer grupo están River y Boca. En el segundo, Racing, San Lorenzo, Independiente y Vélez. Y en el tercero, el resto. Banfield, Central y Huracán pusieron el grito en el cielo. “¿Por qué Vélez cobra lo mismo que los clubes grandes?”, se preguntaron en el Sur del Gran Buenos Aires, Rosario y Parque Patricios. Por 90 días, todo continuará igual. El año que viene, la idea es repartir por meritocracia: 50% para todos y el otro 50%, dividido en 25% por producción deportiva y en 25% por rating.
Entonces, los 3.200 millones de pesos se distribuirán de la siguiente manera: 2.496 millones serán para los clubes de la máxima categoría; 64 millones, para la Superliga y el resto, 640 millones, para el resto: B Nacional (12%) , Ascenso e Interior (7,5%) y AFA (2,5%). La casa madre de la pelota, además, recibirá un extra de 14 millones de pesos que le pagará la Superliga por los servicios de árbitros, Tribunal de Disciplina y otras cuestiones administrativas.
A propósito de estos temas, Mariano Elizondo (44 años), CEO de la Superliga, está en Europa. Viajó a Italia para interiorizarse sobre el manejo del arbitraje en la Serie A, asesorado por el ex referí mundialista Pierlugi Collina, quien dirigió la final de la Copa de Corea-Japón 2002. Luego, visitará la Federación Francesa de Fútbol (FFF) para entrevistarse con su presidente, Noël Le Graët, quien fue un pilar para la solución financiera de la FFF al frente de la Ligue 1, la liga profesional gala. El final del periplo lo encontrará en España, donde tendrá una charla con Javier Tebas, quien está a cargo de la Liga Profesional de Fútbol (LPF) de España.
La Superliga se empezó a jugar y la pelota todavía no está rodando.