Uno de cada diez hombres tiene una curvatura en el pene que le dificulta o imposibilita tener sexo, además de provocarle dolor. A esto se lo conoce como enfermedad de Peyronie, una dolencia que, a pesar de su prevalencia –afecta al 10% de los hombres adultos-, aún es poco conocida.
Con el objetivo de formar a especialistas en Andrología y Urología en el diagnóstico y su tratamiento, la prestigiosa Fundació Puigvert de España organizó el XVI Curso de Andrología, que se realizó la semana pasada en Barcelona y reunió a más de 200 profesionales de esta especialidad médica de todo el mundo.
La enfermedad de Peyronie se caracteriza por la aparición de una banda fibrosa en la túnica albugínea de los cuerpos cavernosos del pene provocando la desviación del miembro durante la erección. Además, causa disfunción eréctil en un 40% de los casos.
“La enfermedad cursa en dos fases: la primera inflamatoria, en la que el paciente siente dolor en el momento de la erección y una segunda donde el dolor desaparece pero la curvatura se mantiene, dificultando en gran medida el acto sexual“, explicó el responsable del Servicio de Andrología de la Fundació Puigvert, Joaquim Sarquella.
A pesar de que esta patología está reconocida como tal hace dos siglos, hasta hace menos de un año la única solución era la cirugía. Sin embargo, en marzo de este año se aprobó el primer medicamento para el tratamiento no quirúrgico de esta enfermedad. Para los expertos, la utilización de una técnica u otra depende del tipo y grado de curvatura peneana y los signos de malestar del paciente.
“Aunque las personas con la enfermedad de Peyronie suelen presentar una curvatura del pene de al menos 30 grados, puede ser que alguien con una curvatura de 20 grados sienta más dolor y tenga más impedimentos para desarrollar el acto sexual que otro con una curvatura mayor”, explicó Sarquella.
El especialista agregó que “es fundamental que, para poder determinar el tratamiento más adecuado, el médico realice una valoración exhaustiva a nivel individual y tenga en cuenta los aspectos psicológicos relacionados con la enfermedad“.
Después del tratamiento quirúrgico, se puede retomar la actividad sexual normal recién después de un mes. En los pacientes con tratamiento farmacológico –que consiste en la aplicación de una inyección para eliminar la placa de fibrosis– la recuperación depende de los ciclos que dure el proceso.
“El tratamiento habitual con fármacos consiste en una tanda de entre 1 y 4 ciclos, teniendo en cuenta que, en cada ciclo, se administran dos inyecciones espaciadas en unos tres días y que, entre ciclo y ciclo, tienen que pasar unas 6 semanas“, concluyó el doctor Sarquella.