La ONU reconoce el impacto de la producción de carne sobre la deforestación

"A pesar de tener aspectos positivos, la GFC lamenta el carácter contradictorio de estas recomendaciones, ya que no abordan de forma adecuada el impacto de la producción ganadera sobre el cambio climático o los derechos humanos. 'Las recomendaciones del CSA no añaden nada a los compromisos sobre cambio climático existentes, lo cuales piden una transformación radical en todos los sectores, especialmente en el sector ganadero'."

El Comité de la Seguridad Alimentaria Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (CSA) ha adoptado una serie de recomendaciones en su reunión anual en Roma, que hacen énfasis en la necesidad que hay de abordar los impactos que tienen la producción insostenible de carne y de productos lácteos sobre la deforestación, el acaparamiento de tierras y la seguridad alimentaria.

La Coalición Mundial por los Bosques (GFC por sus siglas en inglés) y otras organizaciones de la sociedad civil, que han abogado por estas recomendaciones, las acogen con satisfacción, especialmente las recomendaciones relacionadas con los derechos de las mujeres trabajando en el sector ganadero, el cual dicen que es el texto sobre género posiblemente más sólido adoptado hasta la fecha por el CSA. También se acoge con satisfacción la recomendación que reconoce, protege y apoya los sistemas pastorales.

A pesar de tener aspectos positivos, la GFC lamenta el carácter contradictorio de estas recomendaciones, ya que no abordan de forma adecuada el impacto de la producción ganadera sobre el cambio climático o los derechos humanos. “Las recomendaciones del CSA no añaden nada a los compromisos sobre cambio climático existentes, lo cuales piden una transformación radical en todos los sectores, especialmente en el sector ganadero”, comenta Mary Lou Malig, coordinadora de la campaña sobre ganadería de la GFC.

Se estima que el sector ganadero produce el 14.5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y son una causa clave de deforestación. En el Día Mundial de la Alimentación, participantes de la Asamblea de los Pueblos del Tribunal de Monsanto pidieron a los consumidores europeos un boicot a la ternera de América Latina, la soja, así como a otros productos vinculados con violaciones a los derechos humanos.
Los activistas remarcan que, debido a la creciente influencia corporativa, la CSA no está tomando el liderazgo necesario para abordar las principales amenazas a la seguridad alimentaria. La creciente tendencia de asociaciones público-privadas y los instrumentos de financiación mixta, permiten un rápido apoderamiento de la política pública por parte del sector privado, creando dependencia financiera del sector privado.

“Medidas ambiciosas, concretas y cuantificables son necesarias para limitar el consumo excesivo de carne y otros productos animales por parte de las élites ricas, y para parar la deforestación y el cambio climático. Tales medidas también contribuirían a mejorar la salud pública y a una mejor distribución del alimento. Desafortunadamente, la influencia corporativa ha forzado al CSA a dejar fuera esas medidas ya que las corporaciones se benefician de la producción ganadera insostenible”, dice Simone Lovera, directora de la GFC y activista de Sobrevivencia-Paraguay, la cual participó en las negociaciones del CSA. Lovera también habla de la tendencia de fusiones corporativas entre gigantes industriales como la de Bayer y Monsanto, las cuales no son abordadas por el CSA en sus sesiones plenarias. “Tales fusiones aumentan la concentración corporativa y suponen una amenaza significativa para la seguridad alimentaria y para la agricultura sostenible en general”, comenta Simone.

“Una institución como el CSA no puede pretender defender los intereses y medios de vida de mujeres, pequeños agricultores y pastores, mientras que a la vez promueve asociaciones con las mismas agroindustrias que destruyen sus tierras y medios de vida”, añade Inés Francenchelli, de Namoseke Monsanto y BASE-IS, y una de las autoras del informe sobre los impactos que la producción de soja y ganadera tienen sobre la resiliencia de conservación comunitaria en Paraguay.