La ONU constató la contaminación con metales pesados por el derrame de cianuro en San Juan

Un organismo de Naciones Unidas que cobró 2 millones de dólares para controlar Veladero hizo un informe que confirma el daño ambiental, pese a que usó un laboratorio contratado por Barrick Gold

Las interpretaciones son libres. Y el reciente informe de un organismo de Naciones Unidas sobre el derrame de cianuro en la mina Veladero, en San Juan, no fue la excepción. Tanto la prensa como el Gobierno local hicieron las más variadas lecturas. Pero lo cierto es que el reporte confirmó que hubo daño ambiental en las zonas más cercanas al yacimiento, pero que no afectó a las poblaciones cercanas. No obstante, los asambleístas denunciaron que las pruebas fueron realizadas por un laboratorio que trabaja para Barrick Gold.

El informe fue realizado por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Lo curioso es que son organismos que en 2014 firmaron un acuerdo con el Gobierno de San Juan por 2.147.346 dólares para fiscalizar la actividad minera. Es decir, que los autores del reporte sobre el derrame son los mismos que estaban encargados de controlar lo que pasaba en Veladero. O sea que no sólo tenían una relación directa con el Ejecutivo sanjuanino, que está siendo investigado por la Justicia Federal, sino que podrían tener algún tipo de responsabilidad en el derrame. Aún así, el trabajo tuvo amplia repercusión local, en general con una mirada positiva.

El trabajo fue realizado a partir de 165 muestras, que se tomaron a lo largo de 200 kilómetros aguas abajo del derrame, y con las que se hicieron 9.500 análisis. Para estudiar los resultados, se dividió la región en cinco zonas. En las dos primeras, que son las más cercanas a Veladero, se halló que hubo contaminación; en el resto, que no fueron afectadas. Es más o menos lo mismo que reconoció Barrick Gold en el expediente judicial que tramita en San Juan.

Pero la nota la dio la Asamblea No Se Toca, que advirtió los estrechos vínculos entre Barrick Gold y ALS CORPLAB, la empresa elegida por la UNOPS para analizar las muestras. Se trata de un laboratorio contratado por la minera en otros proyectos y que se sospecha que tiene a ex o actuales funcionarios de la empresa canadiense entre sus directivos. Incluso encontraron que hay empleados en común.

Pero también protestaron porque “los análisis que se realizan mes a mes por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo) constatan otro tipo de datos” que los que arrojaron los análisis de ALS CORPLAB para la UNOPS.

¿Qué dice el informe?

La Zona 0 es la que va desde el punto de río Potrerillos en el que se produjo el derrame de millones de litros de solución cianurada hasta la desembocadura en el río Las Taguas. La UNOPS concluyó que “presenta impactos sobre el agua superficial, el agua subterránea, los suelos de las vegas del cauce periódico del río y la vida acuática en agua dulce (comunidades de fitoplancton, zooplancton, fitobentos y macroinvertebrados bentónicos)”.

“En las muestras de agua superficial del río Potrerillos se han determinado valores anómalos de cianuro total, que se encuentran por encima de los niveles guía para preservación de la vida acuática en agua dulce, pero se mantienen por debajo del valor guía de agua para bebida humana. Asimismo, se han presentado valores anómalos de metales”, agregó. Y mencionó lapresencia de “aluminio, arsénico, bario, boro, cobre, cromo, hierro, manganeso, mercurio, plata, plomo y cinc”. Además, atestiguó que en la zona hay “una importante fuente de contaminación difusa”

La UNOPS también halló en las muestras de agua subterránea “anomalías en los valores de cianuros en las capas superiores del acuífero libre” lo que indica “cierto impacto del acuífero libre por infiltración del agua superficial”. No obstante, no encontró “un impacto significativo por metales atribuible al incidente”.

Además, en los depósitos recientes de sedimentos sobre los suelos de la vega en el cauce del río Potrerillos se encontró la presencia anómala de cianuro total y tiocianato, y de los metales arsénico, cinc, plomo y mercurio.

Por último, detectó un “impacto sobre la vida acuática” por el aporte de sedimento, pero el reporte aclaró que la zona está en un proceso evidente de recuperación”, porque hay “signos de stress y recuperación de las comunidades de fitoplancton, zooplancton, fitobentos y macroinvertebrados bentónicos”.

En la Zona 1, que va desde el río Las Taguas hasta aguas arriba de su confluencia con el río Turbio, la UNOPS no encontró cianuro ni compuestos derivados del mismo en las aguas superficiales y subterráneas, ni en los sedimentos. En cambio, halló “la presencia de aluminio disuelto, cobre disuelto, hierro total y disuelto, manganeso disuelto, plomo total y disuelto y cinc disuelto”, entre otros metales pesados, aunque “en concentraciones inferiores a las advertidas en la Zona 0”.

A su vez, el reporte subrayó que “los sedimentos presentan concentraciones de aluminio, antimonio, berilio, boro, cromo, molibdeno y plomo, entre otros”, también en menor cantidad que en la Zona 0.

En las otras tres zonas, no se toparon con valores altos de cianuro o metales pesados atribuibles al derrame. En todo caso, la UNOPS concluyó que provienen de otros factores, en principio naturales, ya que se trata de una zona en la que hay gran cantidad de metales pesados. Esto incluye al agua que consumen en las localidades de Iglesia y Jáchal.