Cerveza rubia, negra, blanca, afrutada, doble, epicée, de estilo alemán, de estilo belga. Posiblemente se trate de una de las bebidas más popularizadas en el mundo. Así y todo, una joven entusiasta de California desarrolló una versión, por lo menos exótica, del trago a base de malta: una cerveza hecha con insectos.
Melanie Pierce, una apasionada de la coctelería, inventó la llamada Beetlegeist, que cuenta con la particularidad de estar fabricada a base de cochinillas. Más precisamente se trata de la variedad Dactylopius Coccus, que se utilizó durante siglos para colorantes naturales, especialmente en el ámbito de la industria textil.
¿Cómo esos bichos forman parte de la elaboración? Se cosechan del nopal y luego se los tritura para poder crear el pigmento, carmín. Eso permite que la cerveza tenga una tonalidad negra y con espuma rosa.
La idea surgió a raíz de un cóctel en el que se mezclaba Campari con la cerveza belga Witbier. “Me sorprendió que el carácter de las hierbas funcionara tan bien en esa variedad de cerveza”, reconoció la protagonista.
Sabor metálico
Respecto a las propias cochinillas, la creadora aclaró que no se utiliza todo el cuerpo de los insectos. “No hay patas ni antenas, solo el tórax. Cuando probé los bichos estaba muy nerviosa porque tienen un gusto amargo, metálico, todo junto. Cuando los comí, los escupí y vi que mis dedos tenían un color rojo brillante instantáneo. Ahí me di cuenta de que eran el ingrediente perfecto”, detalló.
Pierce utilizó entre 50 y 100 gramos de cochinillas, que fueron molidas y sumergidas en alcohol para poder extraer el color.