Las horribles guerras mundiales que acontecieron el siglo pasado propiciaron un ritmo en avances tecnológicos como no se había visto hasta el momento. Tras 1945, fecha de finalización de la Segunda Guerra Mundial, comenzaron a desarrollarse los X-Plane, aviones experimentales fabricados con el objetivo de expandir las capacidades de los vuelos comerciales, que ya existían con anterioridad, pero cuyo mercado iba a requerir grandes avances si quería ser masivo. Así nació, por ejemplo, el X-1, el primer avión en superar la barrera del sonido. Ahora, como parte su programa New Aviation Horizons, la NASA va a revivir los X-Plane.
Mediante un contrato con Aurora Flight Sciences, la agencia estadounidense planea traer a la vida, con una inversión de 2.9 millones de dólares, el avión subsónico Aurora D8 Double Bubble, diseñado junto por la NASA y el MIT con el objetivo de conseguir grandes mejoras en eficiencia y reducción de costes, sin que la experiencia de vuelo se viese perjudicada. Potencialmente, el D8 Double Bubble puede conseguir una reducción del 71% en consumo de combustible, pero sobre todo en ruidos y emisiones.
Para conseguir esas ventajas, el diseño del D8 recuerda al unibody de aparatos tecnológicos domésticos, en el que se consiguen ciertas ventajas al fabricar todas las partes en una, en vez de construir el chasis como la suma de sus partes. Gracias a sus dos tubos, que le dan su nombre de Doble Burbuja oDouble Bubble, que son envueltos en vez de tener forma cilíndrica, el D8 no precisa de alas tan grandes, aunque la velocidad de crucero puede ser un poco menor a otras en la industria.
El proyecto, que durante un tiempo ha sido “enterrado”, vuelve ahora a ser relevante y a erigirse como un gran valedor del futuro de la aviación. Para vivirlo, será necesario esperar, como mínimo, a 2027, donde la compañía asegura que podría comercializarse para vuelos de pasajeros. De momento, Aurora se encargará de construir la aeronave a escala, con el objetivo de testear y probar todos los avances que tendrán que llegar en la versión final.
Por Antonio Sabán