Con el propósito de aprender más sobre la superficie del satélite natural de la Tierra, la agencia espacial estadounidense comenzó a abrir una de las últimas de 2.196 muestras lunares recolectadas en las misiones espaciales del programa Apolo, hace 50 años.
“La agencia sabía que la ciencia y la tecnología evolucionarían y permitirían a los científicos estudiar el material de nuevas formas para abordar nuevas preguntas en el futuro”, expresó en un comunicado Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de la agencia espacial estadounidense.
La muestra está siendo analizada por la División de Ciencias de Investigación y Exploración de Astromateriales, que se encarga de proteger, estudiar y compartir la colección de muestras extraterrestres de la NASA.
La pieza, denominada ANGSA 73001, fue recolectada en 1972 por los astronautas Eugene Cernan y Harrison “Jack” Schmitt, quienes clavaron un par de tubos conectados en la superficie lunar para recoger segmentos de roca y suelo del valle Tauro-Littrow. De los dos tubos sellados al vacío en suelo lunar, este es el primero que se abre.
Antes de estudiar los fragmentos sólidos, los científicos deben extraer los gases que se encuentran en el contenedor. Después de este procedimiento, los restos de suelo lunar podrán analizarse e identificarse utilizando tecnología moderna de espectrometría de masas. Cabe recalcar que el análisis se realiza a días de la próxima misión lunar de la NASA, que se prepara para el lanzamiento de la misión Artemis, un primer paso para el ambicioso objetivo de lograr que el ser humano vuelva a pisar la Luna.