Después de haberla sometido a una violación grupal en una casaquinta, los atacantes de la joven de 13 años la atropellaron cuando intentaba huir del lugar. El fuerte impacto con el asfalto la dejó en coma, pero este fin de semana logró despertar y apuntó contra sus captores. “Me violaron todos”, gritó ni bien abrió los ojos en la cama del Hospital de Niños Blanco Villegas, en el partido bonaerense de Tandil.
El hecho sacudió a todo el país la semana pasada. La menor casi muere atropellada por una Mercedes-Benz Sprinter que la arrastró mientras escapaba caminando de la casaquinta por la banquina del kilómetro 169 de la ruta 226, en las afueras de Tandil. El conductor -un repartidor de diarios- inmediatamente llamó a la Policía y un servicio de emergencia trasladó a la joven al Hospital de Niños Blanco Villegas, donde permaneció en terapia intensiva hasta ayer.
Esa noche, sus conocidas decidieron irse de la fiesta, pero su amigo de confianza y anfitrión de la fiesta en una casaquinta de Tandil le aseguró que podían pasarla bien un rato más si se quedaba. Con 13 años, no imaginó que algo malo podía pasarle, menos si estaba con el chico con el que había hablado toda la noche y con quien se sentía segura.
Los médicos del hospital sabían que esa noche había pasado algo más, además del accidente. La víctima tenía indicios físicos de haber mantenido relaciones sexuales: “En la historia clínica consta que la menor presentaba himen edematizado, excoriaciones y sangrado anal y vaginal”, confirmó a La Nación el abogado de la familia Maximiliano Orsini. “No es casualidad que apenas se despertó hiciera referencia a la violencia física que sufrió”, agregó.
Sin embargo, la causa aún no contempla la carátula de abuso sexual, ya que se están investigando a los que estuvieron presentes en la casaquinta cuando ocurrió el supuesto ataque sexual. Solo uno de los jóvenes reconoció ante la Justicia que tuvo relaciones sexuales con la menor esa noche y aseveró que “fueron consentidas”. Según el fiscal a cargo de la investigación, Gustavo Morey, los familiares de la víctima creen que hay elementos suficientes para probar que hubo abuso sexual.
El caso está a cargo del fiscal Gustavo Morey y en la fiscalía tomaron declaración a decenas de testigos que cuentan otra versión: sostienen que no se trató de una violación, sino que la adolescente tuvo relaciones sexuales “consentidas” en una habitación de la quinta al mismo tiempo en que se realizaba la fiesta.
Unos 20 chicos y chicas que estuvieron esa noche en el lugar declararon que la víctima y el acusado, de 22 años, habían estado juntos toda la noche. “Inclusive uno de ellos los vio cuando estaban teniendo relaciones y ella no gritó ni se defendió”, indicó una de las fuentes. También trascendió que el joven reconoció el acto sexual, pero negó que haya sido contra la voluntad de la víctima.
Por su parte, el abogado defensor criticó que el allanamiento en la casaquinta se hizo cuatro días después del hecho, por lo que los acusados “pudieron haber limpiado la evidencia”. Además, acusó que la joven tiene “rasguños en los muslos, el abdomen y el pecho”.