El calentamiento global extremo causó hace 252 millones de años una extinción masiva severa de la vida en la Tierra. El planeta tardó en recuperarse 9 millones de años. Ahora un estudio, elaborado por científicos de la Universidad Ártica de Tromso (UiT) ha señalado hacia el Ártico como la respuesta a por qué la Tierra tardó tanto en recuperarse de este suceso.
El 96 por ciento de las especies marinas y el 70 por ciento de la vida terrestre desaparecieron en el evento de extinción del Pérmico-Triásico.
“La extinción masiva fue probablemente ocasionada por un evento explosivo, con erupciones volcánicas, en lo que hoy es Siberia. Estas erupciones se prolongaron durante un millón de años y emitían enormes cantidades de sustancias volátiles, como el dióxido de carbono y metano, lo que provocó en la Tierra un calor insoportable”, ha explicado uno de los responsables del trabajo, Jochen Knies.
Tras esta catástrofe, la vida tuvo que volver a abrirse camino en el planeta. Pero le costó mucho tiempo recuperarse de esta extinción. Concretamente, entre 5 y 9 millones de años. Knies y su equipo estudiaron la geología del Ártico para buscar pistas en cuanto a lo limitado de regreso a la vida a los océanos en esa época y los resultados de la investigación determinaron la existencia de efectos a largo plazo sobre los ecosistemas marinos en respuesta al calentamiento global.
“Lo que solía ser el margen continental del noroeste del supercontinente Pangea es ahora el alto ártico canadiense. El trabajo encontró evidencia en los registros geológicos de una brecha significativa de nutrientes durante este período. Esto significa que los océanos globales eran extremadamente pobres en nutrientes tales como nitrógeno”, ha indicado el experto. Esta brecha de nutrientes es muy probablemente el resultado de la extremas temperaturas de la superficie del océano y consecuencia de la extinción.
LA IMPORTANCIA DE LA TEMPERATURA Así, los científicos señalan que los océanos no son sólo una masa de agua, sino que se componen de capas y límites basados en la temperatura (termoclina) y nutrientes (nutriclina) entre otros. “Las altas temperaturas causaron la profundización del termoclina y nutriclina en el océano de manera que el afloramiento de nutrientes desde el fondo hasta la superficie del océano cesó.
La productividad de las algas marinas se estancó”, ha apuntado Knies. Los expertos señalan que, sin algas, que son la base de la cadena alimentaria, la vida en el océano no prospera. Por tanto, no fue hasta que el agua comenzó a enfriarse definitivamente –hace entre 6 y 7 millones de años después de la extinción– que el agua no volvió a ‘llenarse’ de nutrientes. “Los límites que mantenían los nutrientes alejados de la superficie se debilitaron y las aguas oceánicas se mezclaron. Esto hizo que la cantidad de nutrientes ‘resucitaran’ en los océanos y que condujeran a una nueva explosión de vida.
Los vacíos creados en los ecosistemas por la peor extinción de la historia de la Tierra, finalmente fueron llenados”, ha señalado Knies. En muchos sentidos, la extinción masiva del Pérmico-Triásico restableció la evolución de la vida y allanó el camino para la evolución de los dinosaurios. Ellos, a su vez, murieron en otra extinción masiva hace 66 millones de años. Actualmente, algunos científicos sostienen que la historia está frente a un nuevo período de extinción en masa, sobre todo causado por las actividades humanas.