Unos vecinos de un pueblo de Brasil, hartos de los escándalos que sacude a la obra pública de su país, decidieron construir ellos mismos un ansiado puente para evitar realizar una larga caminata diaria. El resultado fue una bofetada para las autoridades locales: costó menos del 2% del presupuesto estimado oficialmente.
Más de 20 años tuvieron que esperar los vecinos de Barra Mansa (a 130 kilómetros de Río de Janeiro) para tener una estructura que una a las dos partes del pueblo. Una de ellas albergaba al único puesto médico, y en la otra estaba la mayor actividad comercial. Dos amas de casa, testigos de cómo el río se llevaba las precarias maderas que usaban para cruzar, impulsaron la idea y recolectaron dinero. Además, convencieron a otras personas de que formen parte de la obra.
Aunque tenían expectativas de mejorar el presupuesto calculado por la alcaldía, la diferencia asombró a todos: gastaron 5.000 reales (USD 1.500), frente a los 270 mil presupuestados por el gobierno local (unos USD 81 mil).
“Si dependíamos del poder público, íbamos a esperar otros 10 años”, sostuvo Adalto José Soares, un comerciante del lugar de 52 años, en diálogo con la BBC. La población sospecha que la alcaldía había inflado los montos calculados para desviar dinero, tal como en el escándalo Lava Jato, de la estatal Petrobras.
Justamente, el alcalde de Barra Mansa, Jonas Marins, fue suspendido temporalmente de su cargo por acusaciones de irregularidades en gastos de salud, algo que negó en repetidas ocasiones. Por su parte, el alcalde interino de la localidad, Jorge Costa, pidió disculpas a los vecinos, y comentó que le causa “mucha extrañeza” la diferencia de presupuestos. “Me sentí muy avergonzado de que mi ciudad no haya construido el puente”, agregó.
El alcalde interino recorre la obra terminada El alcalde interino recorre la obra terminada
A su vez, la Superintendencia de Obras Públicas sostuvo que la diferencia se explica en que la obra no tuvo el aval oficial, por lo que no hay una garantía de un proyecto elaborado con factores como un cálculo de la variación del nivel del río. No obstante, resaltaron que es “una iniciativa válida”, a través de un comunicado, pero resaltaron que hay una “variación de calidad”.
Sin embargo, Soares recordó el accidente que ocurrió recientemente en una ciclovía de Río de Janeiro, inaugurada con miras a los Juegos Olímpicos. La estructura, con un costo de USD 12,6 millones, se derrumbó en abril a orillas del mar y el infortunio acabó con dos vidas.
“Nosotros hicimos una buena fundación, aunque la mano de Dios es pesada. Si manda una lluvia fuerte, nadie puede garantizar que (al puente) no lo pueda llevar”, reflexionó el comerciante.
Según allegados a la construcción del puente, puede soportar hasta tres toneladas, ya que cuenta con tres pilares de cemento, sobre los que montaron dos vigas.