Tras las numerosas protestas impulsadas por comunidades animalistas europeas sobre la utilización de animales en los experimentos científicos, la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), ha presentado un acuerdo con el fin de poner solución a través de la transparencia. Con el respaldo de alrededor de 90 instituciones y empresas adscritas, los científicos se comprometen a abrir las puertas de los laboratorios españoles para hablar con claridad y detalle sobre este sensible asunto.
Los puntos fundamentales para lograr esta transparencia se concentran en contar con claridad por qué, cuándo y cómo se usan animales en la ciencia, facilitar a los medios y la sociedad en general la información que sea necesario hacer pública, y promover iniciativas para incrementar la cantidad de material informativo sobre esta cuestión.
Según ha aclarado a Muy Interesante Juan Lerma, vocal de Ciencias de la Vida y la Salud de la Junta de COSCE y coordinador de la comisión que ha elaborado el acuerdo, “la realidad es que los científicos están continuamente intentando buscar otras alternativas. Es cierto que existen pruebas en las que, por ejemplo, pueden detectarse sustancias cancerosas a través de líneas celulares, pero no garantizan lo mismo ni tienen tanta efectividad. También ocurre al investigar la consciencia y enfermedades que afectan al cerebro, como el alzhéimer y el autismo”.
“El 85% de las especies empleadas pertenecen al orden de los roedores”, ha asegurado Lerma, quien añade que la cantidad total de animales dados a la investigación se redujo en 2015 de forma considerable si se compara con el año anterior, gracias al famoso Principio de las 3 R (reemplazar su uso por otros métodos, reducir el número siempre que se pueda, y refinar el procedimiento para minimizar el dolor).
El experto ha insistido en que los animales se mantienen en “condiciones idóneas de alimentación e higiene” y es que, entre otros aspectos, deben encontrarse sanos para que los ensayos puedan resultar del todo fidedignos. “No tendría sentido hacer un ensayo sobre la depresión ayudándonos de un animal que esté deprimido”. Además, cuando se presenta un proyecto de investigación, este es estrictamente valorado por el Comité de Científicos y el de Bioética, por lo que se debe solicitar permiso y justificar el uso en todo momento. Lerma ha querido destacar que, gracias a la investigación animal, “la esperanza de vida ha aumentado en 20,8 años en el ultimo siglo”.
Esta iniciativa ha reavivado el debate acerca de si es del todo necesario beneficiarse de animales para lograr avances en medicina y en la ciencia en general, donde entran en juego los juicios éticos. En palabras a Muy Interesante de la presidenta del Partido Animalista PACMA, Silvia Barquero, “solo los ciudadanos informados tendrán la capacidad crítica de cuestionarse si lo que sucede en los centros de experimentación es ético”. Asimismo, ha solicitado que “se informe también, en aras de la transparencia, de la inversión que se está haciendo para sustituirlos por métodos alternativos”.
Es necesaria la inversión para seguir validando investigaciones con células madre, métodos in vitro, estudios epidemiológicos o modelos informáticos
Así, los esfuerzos han de centrarse sobre todo en sustituir los experimentos con animales, “evitando el sufrimiento y la muerte de millones de especies en ámbitos de experimentación tan variados y prescindibles como la industria militar, cosmética y química”. Por ello, Barquero propone que el Centro Europeo de Validación de Métodos Alternativos “reciba la inversión necesaria” para seguir validando investigaciones con células madre, métodos in vitro, estudios epidemiológicos o modelos informáticos.
Por otro lado, Óscar Horta, profesor de Filosofía Moral y Política en la Universidad de Santiago de Compostela y miembro de la Fundación Ética Animal, ha señalado que una parte importante de la información y de las imágenes de lo que sucede en los laboratorios y bioterios ha sido obtenida gracias a las investigaciones realizadas por las organizaciones de defensa animal, y es que “son muy difíciles de conseguir por la enorme resistencia de las compañías e instituciones que los poseen”. Según Horta, en un lugar cerrado y opaco los animales están “totalmente a merced de quienes los emplean”.
Acerca del contenido del acuerdo de la COSCE ha expresado su descontento: “Se trata de una medida sobre todo publicitaria que no supone ningún cambio. En esto tendrán que estar de acuerdo también quienes estén a favor de la utilización sin restricciones de animales, puesto que esta medida no tiene ningún impacto en el marco legal de tal uso, ni va a terminar con ningún procedimiento”.