Tener un hijo te cambia la vida”, reconoce Zaira Nara a sólo 40 días de haber dado a luz a Malaika, la beba que tuvo con su novio, el empresario turístico Jakob von Plessen. Con la silueta recuperada en tiempo récord, la modelo reconoce que no está pendiente de su look y advierte: “Me siento un animalito con su cría”.
“Por mi trabajo estoy acostumbrada a tener toda la atención en mí, ir a la peluquería, estar siempre prolija y vestirme a la moda. Ahora desaparecen las estructuras”
Zaira se instaló en Nordelta junto a su novio, el empresario Jakob von Plessen.
“Por mi trabajo estoy acostumbrada a tener toda la atención en mí, ir a la peluquería, estar siempre prolija y vestirme a la moda. Ahora desaparecen las estructuras, ‘estar linda’ y ‘estar flaca’, sólo me importa pasar tiempo con mi hija y conectar con ella”, confiesa en diálogo con el diario La Nación.
Lejos de las pasarelas, la morocha divide su tiempo entre su nueva mansión de Nordelta y los campos patagónicos de su pareja.
“Hace cuarenta días que no uso corrector de ojeras. Estoy en casa, en pijama, con mi bebé, dándole la teta. Estoy conectada con lo más natural”
Sé que tengo que esperar un poco para poder disfrutarla más, pero me encantaría darle un hermanito
El vínculo con su novio se fortaleció tanto tras el nacimiento de “Mali”, que Zaira ya piensa en ser madre de nuevo: “Sé que tengo que esperar un poco para poder disfrutarla más, pero me encantaría darle un hermanito”. ¿Y el padre? “Es muy baboso. Está enamoradísimo. Me ayuda un montón con la rutina de la nena, le cambia los pañales y la baña”.
Por último, la modelo señaló: “Estoy súper feliz con mi pareja, muy enamorada y súper establecida. Con Jakob tenemos una gran complicidad… Los dos la ansiábamos muchísimo. La única disputa que tenemos es por ver a quién se parece. Él dice que es igual a él y yo digo que es idéntica a mí”.