En ciertos empleos, la identificación de rostros desconocidos, ya sea a través de una imagen por el circuito cerrado de televisión, de una ficha policial o de una fotografía del pasaporte de un viajero, forma parte de la rutina. Pero esta tarea no siempre resulta exitosa. Un estudio revela que la falta de sueño reduce la capacidad de comparar rostros que se nos muestran por primera vez y de manera simultánea. Y no solo eso: quien duerme mal también se manifiesta más seguro en su decisión, aunque sea errónea.
Investigadores de las universidades de Nueva Gales del Sur y de Glasgow pidieron a una serie de sujetos con trastornos del sueño (insomnio, entre ellos) y a individuos sin problemas para dormir (grupo de control) que respondieran el test de reconocimiento facial de Glasgow; este consiste en identificar dos caras que se muestran a la vez. Los participantes compararon un total de 40 pares de rostros que aparecían en una pantalla de ordenador. La mitad de las parejas de imágenes presentaban a la misma persona en dos fotografías con una perspectiva algo diferente; las otras 20 correspondían a pares de caras muy parecidas, aunque de personas distintas.
Menos aciertos, pero más seguros
Como preveían los investigadores, los probandos con problemas de sueño puntuaron de media peor que los miembros del grupo de control. También observaron un dato curioso: en las decisiones acertadas, los participantes de ambos grupos se mostraban igual de seguros, pero en las respuestas erróneas, los probandos con trastornos del sueño insistían más en que su contestación era correcta.
En un segundo experimento, los participantes debían llevar un diario personal del sueño y volver al laboratorio al cabo de tres noches. Esta vez se distribuyó a los probandos en dos grupos: los que habían dormido como máximo 6,5 horas en las últimas tres noches y aquellos que habían descansado durante más horas. Los investigadores constataron de nuevo que las personas que habían dormido menos obtenían peores resultados en la prueba de comparación de rostros, a pesar de que podían tomarse todo el tiempo que quisieran para responder. También se mostraron igual de convencidos de sus decisiones que los sujetos de control.
«Resulta desconcertante que personas que duermen mal no se muestren menos seguras de sus decisiones, a pesar de que un peor descanso se asocia con una menor tasa de aciertos», indica David White, de la Universidad de Nueva Gales del Sur y uno de los autores del trabajo.
Si bien estudios anteriores han demostrado que la falta de sueño comporta un deterioro de la memoria para las caras, no se sabía si dormir poco perjudica asimismo el rendimiento en las tareas de identificación de rostros, capacidad en la que no interviene la memoria de reconocimiento. Estos hallazgos pueden tener importantes implicaciones para el personal de seguridad y la policía, cuyos miembros se ven a menudo sujetos al trabajo por turnos, afirman los autores.