La digestión de los perros

Si alguna vez has visto vomitar a tu perro, te habrás dado cuenta rápidamente de que los canes no digieren la comida como nosotros. ¿Por qué? ¿Cómo es entonces la digestión de nuestros amigos los peludos? ¿Y cuáles son los alimentos que más les cuesta digerir?

Todo comienza porque tanto su boca como su aparato digestivo es diferente al nuestro. Vamos a analizar este asunto para conocer el proceso de digestión en nuestros animales.

La boca de los animales, donde todo comienza
La boca de un perro es diferente de la tuya, de la nuestra. Por ejemplo, tienen 42 dientes (diez más que las personas) y 2000 papilas gustativas (7000 menos que nosotros). A pesar de tener más dientes para masticar, cosa que no hacen mucho, su falta de papilas gustativas impiden que disfruten del placer del sabor de una comida.

No obstante, esto no es importante para los perros, ya que en el mundo animal lo primordial es la supervivencia. En esta se incluye encontrar el trozo de comida antes que lo demás y comerlo lo más rápido posible para que nadie te lo quite.

Por ello poseen más dientes. Estos les permiten destrozar un hueso en trozos pequeños para poder ingerirlo más fácilmente, pero no se detienen a masticarlo, lo cual dificulta una digestión total. En resumen, su objetivo no es masticar la comida y desgastarla, sino destrozarla en trozos para que baje lo antes posible al estómago.
Cómo digieren la comida los perros
Otra diferencia entre los perros y nosotros es el estómago. Cuando nosotros comemos, dedicamos un tiempo a masticar la comida. Esto permite que la saliva se mezcle con los alimentos. Esta contiene una enzima que permite la descomposición del alimento y hace que ya llegue casi descompuesto al estómago. La mayor parte del trabajo está hecha.

Sin embargo, los perros no mastican, como bien hemos visto. Esto significa que el trabajo más duro será hecho en el estómago. El estómago y el páncreas generarán las enzimas necesarias para descomponer los alimentos. Pero como el can come de todo, los ácidos de descomposición son muchos más fuertes que los nuestros, y así digieren.

Por todo ello, mientras que nuestra digestión tarda aproximadamente entre una y dos horas, la de un perro tardará más o menos unas 8. Por ello es que si alguna vez has visto vomitar a tu can, este puede incluso echar media hamburguesa completa.

Proceso final de digestión
Esos restos descompuestos que pasan al intestino delgado podrían permanecer hasta dos días ahí, dependiendo de la dificultad para descomponerlos.

No obstante, como te comentamos anteriormente, los ácidos que crea un cuerpo canino son muy fuertes, por lo que podrán comer cualquier cosa. Si nosotros lo intentáramos, lo más probable es que cogiéramos una enfermedad bacteriana.

No es así con los perros, ya que su sistema digestivo trabaja a tal potencia que podrían comer casi cualquier cosa y no enfermar. ¡Si hasta se comen sus propios vómitos! Así que el proceso final de digestión, es decir, hasta que el animal hace sus cositas, puede tardar desde 10 horas hasta 2 días.

Alimentos prohibidos

No obstante, hay una serie de alimentos que tu animal no deberá comer bajo ningún concepto independientemente de la fuerza de su sistema digestivo. Ya te hablamos en ocasiones sobre este tema, pero el asunto de la digestión es un buen momento para recordarlo.

Huesos de pollo. Estos están compuestos por pequeñas partes que al romperse se convierten en una especie de agujas que podría matar a tu perro. Incluso en el proceso de descomposición. Evítalos siempre.

Cebolla. Este vegetal contiene componentes que atacan a los glóbulos rojos del animal y le provocará anemia.

Chocolate. El chocolate es uno de los alimentos más peligrosos para nuestra mascota. Esto no es tan solo por su alto contenido de azúcar, el cual no es nada beneficioso para los canes.

También tiene un componente que podría envenenar e incluso matar a tu perro. Vigila a tu peludo para que no suceda la toma accidental de este alimento.

Cuidado con la mezcla de alimentos. Es posible que sientas que tu animal está aburrido del pienso, pero mezclarlo con alimentos crudos puede ser peligroso si no son las medidas adecuadas. Recuerda que ambos se digieren de diferente manera y en distinto tiempo. Siempre deberá ser 90/10 % a favor del pienso.