Días antes del trágico recital que realizó en Olavarría, el “Indio” Solari escribió una extensa carta en la que decía que luego del show se resguardaría para cuidar su salud. Además, aseguraba que no es militante.
“He tomado la decisión de guardar mi personalidad pública hasta después del concierto de Olavarría y tomar un descanso luego, que me permita observar mi salud. Estoy usando estos días para explicar (una vez más) que no soy un militante”, arrancaba el extenso texto.
La carta fue reproducida, con la autorización del músico, por la Agencia Paco Urondo, que también publicó un mensaje que el “Indio” posteó en el muro de un amigo en Facebook, posterior al recital, en el que se refería a los incidentes ocurridos: “No tienen información dada por los diarios que sea cierta. La fiscal habla de la verdad y negó (en la indagatoria) todas esas versiones como faltas a la verdad de lo sucedido y a las víctimas. Leyendo las noticias, hoy, me encuentro una vez más, situado en un lugar protagónico que me excede”.
Luego de que el mensaje del ex “Redondito de ricota” y la carta se difundieran por varios medios, su biógrafo, Marcelo Figueras, aclaró que no se trataba de un comunicado oficial, sino de “una comunicación informal que la agencia pidió permiso para difundir”.
A continuación, el texto completo que el “Indio” escribió, días antes del show en Olavarría que terminó con dos personas muertas:
“He tomado la decisión de guardar mi personalidad pública hasta después del concierto de Olavarría y tomar un descanso luego, que me permita observar mi salud. Tratando de evitar decepciones injustas, estoy usando estos días para explicar (una vez más) que no soy un militante. Estoy, así también, contestando a cada uno de quienes han requerido mi solidaridad.
Debo creer que, en justicia, nunca les ha interesado mi manera de actuar políticamente. Están convencidos de su mirada y de sus actos, viéndolos como los únicos gestos posibles y efectivos para pulsear con los eternos dueños del poder. No sé que motiva esa creencia a la luz de los resultados. Mi motor político tiene muy poco que ver con esas maneras. Tengo la edad suficiente como para no tolerar más el dominio cíclico de quienes así justifican sus acciones.
He acompañado, con expresiones de ciudadano elogiosas, decisiones que tomó la administración Kirchner toda vez que en una entrevista me preguntaron algo al respecto. Eso me ha transformado para muchos en la ‘rata kirchnerista’.
Sin embargo, mi manera de oponerme a los ‘círculos dominantes’, del color que sean, no llega a transformarme en algo con similar poder. Parece ser que la fábula madre ha impuesto que ‘para luchar con un monstruo debes contemplar la necesidad de transformarte en uno’ Ya hemos visto como termina eso. Sartre nos lo contó en El Engranaje hace mucho tiempo ya. Todo esto me obliga a definirme periódicamente, cosa que siento humillante. Pero bueno…que ruede la bola!
Soy un hombre de la psicodelia y por lo tanto comparto, con pocos, una visión diferente a la que abunda en la sociedad. No voy a exponer en éstas líneas lo que deja la experiencia lisérgica. Lo importante, lo desconocido y al mismo tiempo ignorado, es la transformación metafísica que se da en uno durante esa aventura. Desde allí creo que, mi codiciada por muchos políticos, llegada a las gentes, se debe a simplezas que exhiben mis canciones mientras transportan emociones.
Creo, eso sí, que se debe trabajar mucho sobre y con la educación y la cultura en honestidad. Hombres y mujeres transparentes y diáfanos, ante un proyecto mediocre, se darán maña para llevarlo adelante con bien. Mientras que con un plan brillante, la canalla volverá a arrastrarnos con su desvarío planificado al sufrimiento.
He acompañado en toda causa de derechos humanos, incluyendo libertades primordiales y acceso a labores que permitan vivir dignamente. Pero estos últimos meses, compromisos tomados en distintos momentos y resueltos todos a la vez (no por mi conveniencia), han limado mi personalidad artística. Con dedicación en algunos casos han tratado también, de confundirme con artistas entregados al entretenimiento. No veo mal que muchos y dignos se dediquen a ello, pero nunca estuvo en mis planes mantener entretenida a la gente.
Todo esto, sumado al cansancio que trae mi dolencia y los cambios de temperamento que provocan mis medicinas me llevan a tomar un descanso, quizás prolongado, de mis presentaciones en público. No faltará quien me eche en cara que este no es el mejor momento. NUNCA ES EL MEJOR MOMENTO. LA CANALLA NO DESCANSA NUNCA”.