La auditoría sobre la obra pública que reclamó la ex presidente Cristina Kirchner ya estaba hecha y arrojó un resultado algo inesperado para el kirchnerismo: Lázaro Báez fue el empresario que más cobró por la construcción de rutas y el único al que el Estado no le debía nada.
Según datos de Vialidad Nacional, Austral Construcciones y otras firmas de Báez cobraron 2.196 millones de dólares en los ocho años que Cristinaestuvo al frente de la Casa Rosada. El monto se desprende de un ranking de los 30 principales contratistas de obra pública, que representan el 67,5% del total licitado.
El informe también determinó que desde 2007, el detenido acusado de supuesto lavado de dinero, es el único empresario al cual el Estado no le debía ni un solo peso por las obras adjudicadas al 30 de noviembre de 2015, según consignó el diario La Nación.
Por otra parte, la cantidad de dinero percibida por Austral es casi el doble que lo recibido por el segundo en la lista, la constructora JCR. Esta empresa obtuvo cheques por US$ 1116 millones desde 2007 hasta 2015. Al igual que Báez alquilan hoteles a los Kirchner en El Calafate.
La tercera en el lista es la constructora Benito Roggio la cual obtuvo obras por US$ 837 millones. Sigue en la lista Rovella Carranza, con un fuerte crecimiento en su facturación a Vialidad Nacional entre 2010 y 2011, cuando pasó de 39 millones de dólares a 111 millones. La quinta esIecsa, la compañía de Ángelo Calcaterra, el primo del presidente Mauricio Macri, con 791 millones de dólares cobrados.
La firma Cartellone es la sexta en la lista con 721 millones de dólares cobrados, aunque fue la compañía que registró mayor retraso en recibir el dinero. En los últimos días de Cristina en el poder, el Estado mantenía una deuda de 25,8 millones de dólares, dinero que cobraron tras más de 500 días de espera.
La lista sigue. Decavial (US$ 605 millones); José J. Chediak, la empresa del presidente de la Cámara de la Construcción (US$ 510 millones); CPC, la constructora de Cristóbal López (US$ 429 millones), y Petersen, de la familia Ezkenazi, dueña del Banco de Santa Cruz, entre otros (US$ 395 millones).
Un dato particular es que el emporio de empresas de Báez siempre estuvo en el primer lugar de cobradores. El resto de las firmas fueron variando su nivel de adjudicación de obras, pero el empresario patagónico nunca. Parecía ser el favorito del Estado.