Atrás quedaron los días en los que Karina Jelinek se desentedía de las causas judiciales que enfrenta su expareja, el financista de los Kirchner, Leonardo Fariña. Informada, la modelo dijo a TN.com.ar que se presentará a declarar ante los jueces del Tribunal Oral en lo Penal Económico N° 1 en una causa por la compra de un campo que el valijero adquirió mientras estaban casados.
Jelinek contó que los jueces Claudio Gutiérrez de la Cárcova, Jorge Pisarenco y Susana Pellet Lastra la citaron en calidad de testigo. En ese expediente, Fariña está investigado por presuntas irregularidades en la compra y venta de un campo en Mendoza. Se trata de unas 3.400 hectáreas en la localidad de Tupungato, por el que en diciembre de 2010 el financista pagó cinco millones de dólares y en 2012 vendió por 1,8 millones.
La mediática confirmó que se presentará ante la Justicia y aseguró que no conoce el campo ni tiene detalles sobre la transacción que está en la mira de los jueces. “No sé quién lo financió, no tengo idea. Pero si tengo que ir a declarar voy a ir, obvio”, concluyó.
En su declaración ante la Justicia, el arrepentido K evitó dar información sobre cómo y quiénes financiaron la compraventa y acusó al extitular de la AFIP, Ricardo Echegaray, de haber “encubierto” supuestas operaciones ilegales del detenido empresario kirchnerista, Lázaro Báez. “Durante el gobierno anterior, el denominador común fue la exclusión de Báez de las investigaciones por operaciones ilegales”, dijo.
La causa
Leonardo Fariña compró la estancia “El Carrizalejo” en 2010, por cinco millones de dólares en efectivo. Dos años después se lo vendió a Roberto Jaime Erusalimsky, presidente y accionista de “Welmare Trading SA”, por 1.800.000 dólares.
La Administración Federal de Servicios Públicos (AFIP) denunció que el valijero se hizo pasar por comisionista -es decir que hacía la operación a nombre de otra persona- cuando en realidad era el verdadero comprador.
El arrepentido K fue preso en 2014 por la causa de la ruta del dinero K, cuando la Justicia entendió que tenía los medios económicos para fugarse. En abril de 2016, el juez Sebastián Casanello lo liberó tras declarar como “imputado colaborador”.
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En esa oportunidad el ex de Karina Jelinek confesó los negocios que hacía para Lázaro Báez, dio detalles de las operaciones que llevaban adelante en la financiera “La Rosadita” de Puerto Madero y vinculó a los ex presidentes Néstor y Cristina Fernández con las maniobras de lavado de dinero.
