Una grave denuncia por mala praxis sacudió en los últimos días a San Isidro. El caso tiene como protagonista a Pablo Bertozzi, un joven de 21 años que acudió a principio de mes al Sanatorio San Lucas para operarse de una simple fractura de cúbito y radio en un brazo, pero terminó falleciendo en circunstancias que todavía se desconocen.
El drama comenzó el 3 de noviembre, cuando el joven acudió a la institución sanitaria para realizarse una cirugía que no revestía ningún tipo de gravedad. “Pablo vino caminando, con todos los estudios pre-operatorios correspondientes para someterse a una anestesia general. Pasaron varias horas, los padres ya se empezaron a poner nerviosos porque no sabían qué pasaba y en un momento apareció un médico y les comunicó a los padres que Pablo había estado 12 minutos en paro cardiorrespiratorio, que había habido problemas con la operación”, relató Martín Di Risio, uno de los más íntimos amigos del joven, al canal Crónica TV.
Luego de la cirugía fallida, Bertozzi quedó en coma con un grave edema cerebral. Así transcurrieron casi dos semanas en las que los familiares y amigos recorrían cada piso de la clínica en busca de explicaciones y no obtenían respuesta alguna sobre lo sucedido en el quirófano.
“No hay ninguna historia concreta. Un médico viene y te dice una cosa y después viene otro y te dice otra. Unos dicen que Pablo con el propio moco tapó el tubo de oxígeno y éste tuvo que ser retirado para limpiarlo, otra versión es que él tosió y se ‘extubó’ solo”, relató el joven.
Las sospechas más profundas de Di Risio sobre una supuesta mala praxis surgieron a raíz de un tratamiento excesivamente benévolo por parte de la clínica para los familiares. “Inmediatamente después de la operación, les ofrecieron a los padres de Pablo una habitación gratis para que pasaran el resto de los días. Y a nosotros, que éramos como 40 personas, nos dejaban acampar, comer y hacer lo que queríamos en la sala de espera de terapia intensiva, cuando está claro que en ese lugar rigen los horarios de visita”, advirtió el amigo de la víctima.
Di Risio presentó una denuncia en la Comisaría 1ª de San Isidro, donde ya intervino una fiscalía y se ordenó que se realice una autopsia al cuerpo del fallecido.
Recién el último jueves se confirmó el fallecimiento de Bertozzi. Lo más llamativo es que los encargados de comunicar la noticia no fueron ninguno de los integrantes del Sanatorio San Lucas, sino unos representantes del INCUCAI, que habían acudido al lugar para confirmar el cuadro de muerte cerebral del joven de 21 años.
La mayoría de las miradas quedaron puestas sobre el cirujano responsable de la operación, Martín San Martino, y sobre la anestesista Gloria Messina, quien casualmente no formaba parte del equipo habitual de trabajo del especialista.
Al día de hoy, ni los familiares ni amigos de Pablo Bertozzi recibieron una respuesta clara sobre lo que sucedió durante esas horas fatídicas en el quirófano. Mientras tanto, el grupo más íntimo de allegados a la víctima iniciaron una campaña de denuncia en las redes sociales y protagonizaron el viernes por la noche una protesta en la puerta del sanatorio: allí se exigió que se esclarezcan las condiciones en las que murió el joven.