Ya hace algunos meses que las noticias sobre las finanzas de Johnny Depp no son buenas. Por un lado tuvo que desembolsar 7 millones de dólares en su divorcio con Amber Heard y luego enfrentar los dichos de sus administradores, que declararon que su excéntrico estilo de vida lo estaba llevando a la ruina.
Después de 2 meses de las declaraciones de los administradores, Depp se despachó en una nota al diario Wall Street Journal diciendo: “Es mi dinero. Si quiero comprarme 15.000 bolitas de algodón por día, es mi problema”. Y agregó: “He trabajado muy, muy duro durante muchos años y he confiado en muchas personas, algunas de ellas, claramente me han decepcionado”.
A principios de año, el actor de Piratas del Caribe presentó una demanda contra Joel y Robert Mandel y su compañía The Management Group (TMG), quienes manejaron sus cuentas los últimos 17 años, y a quienes les reclamaba 25 millones de dólares. A fines de marzo interpuso otra denuncia donde los acusaba de incumplir durante 16 años el pago de impuestos.
El abogado del actor afirmó en ese momento que: “Hemos demostrado definitivamente que TMG sistemáticamente falló en pagar los impuestos del señor Depp durante 16 años consecutivos, provocando por lo menos 8,3 millones de dólares en multas”.
Por su parte, los directivos de TMG denunciaron al actor por un préstamo no pagado y aseguraron que había sido su alto tren de vida en que lo había llevado a la ruina.
Según los administradores, en las últimas 2 décadas, Depp de 53 años, habría gastado más de 2 millones de dólares por mes. Entre esos gastos figuraban: la compra de un yate por 20 millones de dólares, 45 coches de lujo y un gasto de 696.000 dólares al mes entre vinos, aviones privados y el mantenimiento de un staff de 40 personas.