A pesar de la buena predisposición y de saber que las cosas no serían fáciles, nada preparó a la nueva gestión para la compleja situación a la cual se enfrentan hoy. Como primer desafío establecieron determinar el destino de más de 80 millones de pesos correspondientes a las partidas presupuestarias aprobadas durante los períodos 2014 (de 30 millones) y 2015 (de 40 millones), de las cuales no hallaron documentación alguna. Esto sumado a que deberán responder por beneficios sociales que nunca se depositaron y planes de viviendas que nunca se rindieron, los cuales suman más de 3.500.000 pesos, más las deudas adquiridas con proveedores que superan los 8 millones de pesos.
Al dejar la intendencia, Jair Pereira había reconocido una deuda correspondiente a gastos corrientes por 1.800.000 pesos, sin embargo desde la comuna aseguraron que ésta rondaría los 9 millones de pesos.
“Tenemos la documentación probatoria de los fondos que llegaron pero no así la documentación de los gastos que ese realizaron. Esto perjudica al municipio, hicimos notar esto a la Justicia esperemos que investiguen, la auditoría que llevamos adelante no puede tener un resultado debido a que no existe manera de comprobar cómo se utilizaron estos fondos”, expresó el alcalde Soboczinski. Ahora la comuna debe afrontar los millonarios compromisos heredados.