Río de Janeiro ultimaba, este viernes, los preparativos para la inauguración de los primeros Juegos Olímpicos de Sudamérica, entre protestas de miles de cariocas contra la máxima cita deportiva mundial.
Con carteles que portaban mensajes como “Juegos de la exclusión” o “Estado asesino”, cientos de manifestantes se desplazaron hasta las cercanías del estadio Maracaná, escenario de la ceremonia, en medio de un impresionante dispositivo de seguridad en la zona.
Según la agencia AP, un pequeño grupo de manifestantes fue detenido por fuerzas armadas, que parecieron disparar gas lacrimógeno para evitar que se acercaran al perímetro de seguridad alrededor del Maracaná.
Los manifestantes llegaron a unos dos kilómetros del estadio y, al tratar de acercarse más, fueron empujados por los policías, lo que provocó algunas escaramuzas. Imágenes de televisión mostraron a dos manifestantes prendiendo fuego a una camiseta amarilla con el logotipo “Rio 2016”, la misma que utiliza el personal que trabaja en los Juegos.
Todavía no se sabe el número exacto de arrestados, aunque en las imágenes se vio al menos un hombre que era metido en una camioneta de la policía.
Más temprano, unos 3.000 manifestantes protestaron ruidosamente frente a la famosa playa de Copacabana contra el presidente interino, Michel Temer.
“No a las Olimpíadas”, “Fuera Temer” y “Fuera todos”, señalaban algunos de los carteles de los manifestantes que se concentraron frente al lujoso hotel Copacabana Palace, a pasos del estadio olímpico de voley playa, frente a las miradas de cientos de turistas e integrantes de numerosas delegaciones.
Esta manifestación en Copacabana obligó al Comité Organizador a cambiar el recorrido de la antorcha olímpica pocas horas antes de la inauguración de los juegos.
Temer, quien apenas cosecha un nivel de aceptación del 22%, se someterá a un virtual referendo cuando declare inaugurados los Juegos ante unos 70.000 espectadores.
En recesión económica, Brasil además atraviesa una grave inestabilidad política que mantiene suspendida a la presidente Dilma Rousseff, a la espera de que el Senado juzgue si será destituida por supuesta manipulación de las cuentas públicas.