“El sistema operativo de tu teléfono ya no es muy adecuado.” Mario Pergolini no puede con su genio. Es un hombre tecnológico y tecnologizado, un productor y empresario ávido por estar a la vanguardia, por leer antes que la competencia los usos y las costumbres de las nuevas audiencias.
Hoy, con el estreno gratuito en vorterix.com del documental sobre Carlos Indio Solari, Tsunami. Un océano de gente (dirigido por Julio Leiva y Maximiliano Díaz) la plataforma que ideó para apoyar una radio audiovisual y generar contenidos se abre paso en el universo de los rockumentales muy bien valorados y solicitados en plataformas como Netflix. Y este paso que Vorterix da hoy ya tiene en producción segundos y terceros capítulos, como el registro del reciente e inesperado reencuentro de Manal y una película que retratará un momento de la vida de Gustavo Cerati.
-Una vez tomada la decisión de hacer un documental de música había que ver por quién empezar y cómo hacerlo, ¿no?
¿Qué hacemos, la historia de una banda, una biografía, un momento de alguien? Y ahí nos enteramos de que el Indio iba a tocar en Tandil (el 12 de marzo pasado). Había una experiencia previa, Piedra que late, que es un proyecto de Julio (Leiva) con Maxi (Maximiliano Díaz). Lo hicieron de forma independiente, con otra mirada y otro nivel de producción, y nos preguntamos si podía tener un correlato, pero apoyado por Vorterix. Dijimos: “Hay que hablar con el Indio. El Indio no habla frente a una cámara, es cierto, pero charlémoslo”. Y en un punto el tipo fue bastante generoso. Para Vorterix, que entiende que el contenido es el rey, que él nos dé eso y que lo podamos exhibir en vorterix.com, es un hito. ¡Bah! Va a ser un hito para Internet en la Argentina, sacando Netflix y ese tipo de consumos masivos.
-¿Se encontraron con una rápida respuesta?
No, no tuvimos un sí rápido. Y le planteamos que si Piedra que late había transcurrido afuera, que éste sea del lado del concierto. Que nos dejaran hablar con los músicos, mostrar cómo es un ensayo. Y mientras íbamos teniendo la aprobación para hacer un poco de todo eso en la previa, el Indio dijo: “Hablemos”. Le dije que tenía que ser algo sin concesiones, que debía ser sincero y que si de algún tema no quería hablar, que me lo dijera en la nota. Y el otro paso fue hacer la nota en Tandil.
-Tenés una vieja relación con el Indio…
En realidad no, parece que hay una relación, pero no. Me convertí en su único vocero y eso lleva a que imaginen que hay una relación detrás. Me conoce de muy chico, siempre fuimos muy sinceros. A mí los Redondos me han dado notas, tengo fotos con ellos en un estudio de radio. He ido un montón de veces a verlos y compartí momentos con ellos, pero nunca fui un fanático. Yo creo que hay un acuerdo de sinceridad. Él entiende que le pregunto lo que quiero y que nunca tergiversé sus respuestas. Y me había quedado algo medio fuerte en la entrevista en la radio, en la que, de golpe y hablando al aire, me contó que tenía una enfermedad. Y en eso se basó Tsunami. ¡Ojo! Nuestra segunda película es tremenda, ¿eh? (Risas.)
-¿Vos también vas a decir que el último disco es el mejor?
No, lo que pasa es que muchos contenidos hoy son commodities. La música lo es, los conciertos también, y hay que empezar a ver de qué contenido diferencial la gente está ávida y también entender si eso te tracciona un poco, y ver en qué te vas a reconvertir. ¿Qué es Vorterix hoy en día? Es medio inexplicable. La radio no es un correlato exacto de vorterix.com. Nosotros aprovechamos este lanzamiento para reformular lo que venimos haciendo; vorterix.com es una página de contenidos on demand, de acceso a la radio, de contenidos ad hoc, de series y películas.
-¿Conservan la ventaja de haber sido los primeros en apuntar a una radio audiovisual y en generar contenidos para diversas plataformas?
Sin dudas. Una de las radios más importantes del mundo, como Absolute, de Inglaterra, no está produciendo contenidos en streaming, salvo lo que genera en su medio. Realmente tengo que ir a HBO y Vice para compararme. No es joda. Esta película está hecha con siete cámaras, drones, helicóptero, dos semanas en Tandil. Es un número.
-¿En algún momento pasó por tu cabeza quedarte sólo con la charla con el Indio? ¿Te excediste en el presupuesto?
No, no. Primero tuvimos muchas condiciones. No podía ser de presentación publicitaria, tenía que ser de delivery gratis. Después le dije al Indio que yo no quería recuperar la plata, que para mí contenido y audiencia eran mi ganancia. Y la gente que entre a ver el documental también va a consumir en un porcentaje grande o chico otros contenidos de Vorterix.
-La entrevista es la médula espinal de Tsunami…
Sí, va conectando todo lo que pasó durante esa semana en Tandil. Las miradas desde arriba son muy locas, porque tomás una dimensión real de lo que es una ciudad tomada, cómo es la evolución día a día hasta llegar a la fecha del show.
-¿Qué descubriste en esa entrevista?
Una emotividad, un peso dramático fuerte que, a lo mejor, no está totalmente representado en lo que quedó en Tsunami. En una charla de dos horas y media, en Tandil, alejados de todo lo que estaba sucediendo afuera, en la sala sólo estábamos dos camarógrafos contratados, Maxi, el Indio y yo. En un momento le suena la alarma y me dice: “Tengo que tomar las pastillas”. Entonces le pregunto si me dejaba registrarlo. En un momento se pone medio bravo cuando hablamos del futuro y miro hacia un costado y veo que uno de los cámaras estaba llorando. En ese momento había algo en mí que decía que eso lo teníamos que mostrar, pero por otro lado también pensaba que estábamos exponiendo un asunto muy privado.
-Y hablan de la separación de los Redondos, ¿cierto?
-Es un momento tenso pero emotivo, corto, y define claramente lo que le pasó a él. La causa directa no, pero decís: “Ah bueno, lo entiendo”. Y habla con un cariño triste. La charla es un repaso de su vida, de su música, si vive en una nube de pedos o sabe lo que está pasando, anécdotas desconocidas, su enfermedad, incluso tenemos un par de discusiones. Fue una charla muy linda para ser periodista.