Pese al imaginario popular que asevera que las mujeres toleran mejor el dolor que los hombres, un estudio liderado por investigadores de la Universidad de Málaga que analizó las diferencias entre hombres y mujeres en relación a su experiencia con el dolor crónico, reveló que tales diferencias son mínimas.
Por el contrario, es la resiliencia de una persona –la capacidad para sobreponerse a situaciones adversas– lo que determina la alta o baja capacidad de aceptar el dolor, pues esta cualidad está relacionada con el conjunto de características que dotan al individuo de recursos para afrontar el sufrimiento crónico.
El trabajo fue realizado con una muestra de 400 pacientes con dolor crónico espinal (190 hombres y 210 mujeres) y los resultados señalan más semejanzas que diferencias entre ambos sexos.
Según Carmen Ramírez-Maestre, autora principal e investigadora de la universidad malagueña: “Las personas más resilientes tienden a aceptar su dolor, es decir, a entender que su dolencia es crónica y dejar de centrar sus esfuerzos en conseguir que el dolor desaparezca para volcar su energía en lograr una vida más satisfactoria, a pesar del dolor. Los pacientes que lo aceptan manifiestan percibir una menor intensidad de dolor, tienen un mayor nivel de actividad diaria y un mejor estado de ánimo”.
Miedo al dolor
Por otro lado, los datos del trabajo, que fue publicado en la revista The Journal of Pain, mostraron que los pacientes con más miedo al dolor experimentan mayores niveles de ansiedad y depresión. “No obstante, solo en la muestra de hombres dicho miedo se relaciona con una mayor intensidad de dolor, siendo esta la única diferencia encontrada en función del sexo del paciente”, concluye la autora.