Histórico: Barack Obama en Cuba

“Es sólo el primer paso” dijo. Es el primer presidente de Estados Unidos que viaja a Cuba en casi 90 años, llegó hoy a La Habana en una histórica visita que busca sellar la nueva etapa de relaciones con la isla.

Obama aterrizó a las 16.19 (las 17.19 en la Argentina). En el avión oficial –y en otros que llegaron poco antes y después– arribó una imponente delegación de más de 800 personas, entre ellas 31 diputados, 8 senadores y 11 empresarios y miembros de seguridad. Inmediatamente detrás del presidente y Michelle descendieron sus hijas adolescentes, Sasha y Malia, y luego la suegra, Marian Robinson. No es usual que el presidente viaje con su familia pero esta vez nadie quiso perderse ese momento que concentra la atención mundial. De hecho hay casi 2.000 periodistas de todo el planeta acreditados para cubrir la visita.

Obama fue recibido por el canciller cubano, Bruno Rodríguez, se subió a “la Bestia”, su limusina blindada, y partió rumbo a un hotel a saludar a los miembros de la embajada estadoundiense en Cuba. Pero luego hizo lo que seguramente más ansiaba: se sacó la corbata y, aún bajo la lluvia, se dedicó a recorrer las bellezas de La Habana. Con su familia y guiado por un historiador local, fue primero a la Plaza de Armas. Algunos curiosos le gritaban “¡USA, USA!”. Todos con paraguas en mano en una lluvia que no aflojaba, la familia presidencial fue escoltada por una gran comitiva de funcionarios y miembros de seguridad e ingresaron al Museo de La Habana. Distendido, Obama mascaba chicle y escuchaba las explicaciones del guía junto a su hijas.

Desde allí la comitiva partió a la Catedral en la Plaza Vieja, donde fue vivado por la gente que se había agolpado en las galerías de los edificios coloniales que bordean la plaza. Obama se tomó unos minutos para estrechar algunas manos mientras llevaba su propio paraguas. Dentro de la Catedral lo esperaba el cardenal Jaime Ortega. Para cerrar su noche de bautismo habanero, los Obama cenaron en el paladar San Cristóbal, uno de los mejores restaurantes de la ciudad. Fue un aval del presidente a este tipo de emprendimientos privados, que con la nueva relación con Cuba busca potenciar.

Hasta hace poco tiempo era impensada una visita de este tipo. Pero Obama y Raúl Castro dieron un paso audaz en diciembre de 2014 y pusieron fin a uno de los vestigios de la Guerra Fría en el continente. En poco más de un año, Estados Unidos y Cuba reabrieron sus embajadas y aflojaron las condiciones para hacer negocios y viajar a Cuba. Ahora incluso hasta parece natural que un presidente estadounidense sea vivado en La Habana. Hasta hace muy poco toda mención al vecino del norte era considerada imperialista.