El instrumento incluye además “garantías sobre seguridad y lucha contra las organizaciones” paramilitares o derivadas de éstas y toda otra que amenace la implementación del acuerdo definitivo de paz, así como condiciones para la “refrendación” de este último.
Entre otros aspectos, establece que los guerrilleros estarán concentrados en 22 zonas de Colombia, saldrán de los campamentos “sin armas y de civil”, y que la Organización de Naciones Unidas (ONU) recibirá y fundirá todas las armas actualmente en poder de las FARC.
La ceremonia tenía lugar este mediodía en el salón El Laguito, en La Habana, el mismo escenario en el que se firmaron los anteriores acuerdos del proceso de paz iniciado en noviembre de 2012.
Comenzó poco después de las 13 (las 14 en la Argentina) y tras tocarse el himno nacional colombiano, el documento fue leído de manera alternada por los diplomáticos cubano Rodolfo Benítez y noruego Dag Nylander, representantes de los países garantes del proceso de paz.
Una vez leído, el acuerdo fue suscripto por los jefes de los equipos negociadores del gobierno colombiano y las FARC, el ex vicepresidente Humberto de la Calle y el número dos del grupo guerrillero, Luciano Marín, alias Iván Márquez.
El acto fue presidido por los mandatarios de Colombia y Cuba, Juan Manuel Santos y Raúl Castro, y el máximo jefe de las FARC, Rodrigo Londoño, alias Timochenko.
Junto a ellos, en la extensa mesa central, estaban el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon; el canciller de Noruega, Borge Brende, y los presidentes de los países acompañantes del proceso, la chilena Michelle Bachelet y el venezolano Nicolás Maduro.