La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump realizan hoy el último esfuerzo para mantener vivas sus aspiraciones de llegar a la Casa Blanca, en el capítulo final de una campaña histórica en Estados Unidos.
Después de algo más de un año de marchas y contramarchas, dramas inesperados y una serie sin precedentes de escándalos de todo tipo, para la exsecretaria de Estado y el polémico millonario llegó el momento de poner todas las cartas sobre la mesa.
El último capítulo de la larga serie de giros en la historia de esta campaña se conoció el domingo cuando el FBI informó al Congreso que no pretendía presentar cargos formales contra Clinton por el interminable escándalo por sus correos electrónicos cuando era secretaria de Estado.
Este anuncio del FBI buscó apagar, aunque sea en parte, el incendio que hace apenas una semana había sido provocado por la misma institución al revelar que investigaría nuevos mensajes relacionados a Clinton pero no incluidos en una investigación anterior que fue cerrada en julio pasado.
“Estamos felices de saber que este asunto ha quedado resuelto”, dijo Jeniffer Palmieri, responsable de comunicaciones de la campaña de Clinton, poco después de conocerse la decisión de la Policía Federal estadounidense.
Ese anuncio había caído literalmente como una bomba sobre la campaña de Clinton, ya que obligó a la candidata a pasar varios días dando explicaciones sobre un escándalo que parecía cosa del pasado.
Poco después del anuncio del FBI, Clinton realizó el domingo un acto de campaña en Cleveland, Ohio, pero no hizo referencia al caso ni al fin de la nueva polémica sobre su mensajería.
En Cleveland, Clinton fue presentada en el escenario por el astro local, el basquetbolista LeBron James, y en Manchester, New Hampshire, contó con la colaboración del cantautor James Taylor y de Khizr Khan, padre de un soldado estadounidense muerto en combate en 2004 en Irak, y quien había pronunciado un célebre discurso en la convención nacional del Partido demócrata, en junio.
Para hoy, Clinton tiene previsto un enérgico cierre de campaña. En una de sus paradas tendrá la colaboración de los rockeros Bruce Springteen y Bon Jovi, aunque en la noche jugará su carta más fuerte, cuando ponga en el escenario a su esposo, el ex presidente Bill Clinton, acompañado por el actual mandatario, Barack Obama y su extraordinariamente popular esposa Michelle.
Por su parte, Trump también mantuvo una agenda frenética que incluyó un largo discurso en Minnesota en el que arremetió contra la clase política en general, y alegó que Clinton enfrentaría “investigaciones por mucho, mucho tiempo”.
Trump no dejó claro si tenía conocimiento de la carta de Comey del domingo a los legisladores, pero alertó a sus electores: “Deben entender que éste es un sistema lleno de trampas y que ella (Clinton) está protegida”.
Posiblemente resulte imposible medir el impacto que el fin de la polémica sobre los correos de Clinton pueda tener sobre la campaña, pero en este último fin de semana antes de las elecciones del martes, los sondeos mostraron a Clinton por delante de Trump con una ventaja mínima.
Un sondeo realizado por la red NBC y el diario Wall Street Journal, divulgado el domingo, atribuyó a Clinton una ventaja de cuatro puntos porcentuales a nivel nacional, por 44% a 40%, en una encuesta que incluye a los otros dos candidatos minoritarios en la disputa.
El experto en sondeos Nate Silver, del sitio web especializado FiveThirtyEight, señaló que “si tú tienes solamente el 44% del voto, eso significa que de alguna forma estás vulnerable en la mayoría de las regiones que aún están indefinidas”.
En resumen, agregó, a apenas dos días de la campaña “uno preferiría estar en los zapatos de Clinton que en los de Trump, pero no es una posición extraordinariamente segura”.