Heladeras alternativas, de arcilla, que no necesitan electricidad, una innovación de Rawya Lamhar, una joven marroquí licenciada en ingeniería ambiental. La idea surgió como reacción empática a problemas usuales de personas comunes. En una visita a Ahedri, una zona remota a las afueras de la ciudad de Jenifra, en Marruecos, detectó inconvenientes de los diabéticos por conservar la insulina. En una región montañosa cerca de la ciudad Uad Zem, comprobó que muchos aldeanos pierden hasta una quinta parte de las verduras por carecer de instrumentos de conservación de alimentos.
Así nació Go Energyless, un aparato que pretende reparar las necesidades de aquellas personas que no gozan de electricidad en sus hogares. “Hemos decidido producir una heladera que no necesita energía y que puede conservar las frutas, las bebidas y hasta los medicamentos”, resumió Lamhar. El invento es un recipiente hecho de arcilla, completamente ecológico, capaz de mantener una temperatura constante de seis grados en las zonas secas y de doce grados en las áreas húmedas. Para tales efectos debe estar separado de cualquier actor externo, lejos de otros objetos, muros y suelo, factores que podrían neutralizar su eficiencia.
El emprendimiento fue concebido a principios de 2016 por Lamhar y dos amigos, también estudiantes de ingeniería. Disponen de un taller de producción en las afueras de Marrakech, en donde trabajan dos artesanos alfareros, y un almacén en Casablanca. A pesar de que su heladera alternativa estaba pensada para los aldeanos que no tienen electricidad, en la actualidad se comercializa más en las ciudades como instrumento de conservación de productos agrícolas orgánicos.
La empresa fabrica por el momento dos modelos del “Go Energyless”: uno de 30 centímetros de alto, más pequeño, de un diseño más simple y con un costo de 220 dirhams (cerca de 21 dólares); y otro de una dimensión mayor, de 50 centímetros y una ingeniería más compleja que se vende a 500 dirhams (alrededor de 48 dólares). “Tenemos personas que se encargan de vender el producto en las zonas rurales a cambio de un porcentaje en los beneficios, mientras que en las urbes dejamos un ejemplar del frigorífico en la tiendas de productos orgánicos y nos van llegando las demandas”, precisó la compañía. De todos modos, reveló que la mayoría de los encargos los reciben por su página de Facebook. La demanda ya superó la capacidad de oferta de la empresa.
La “heladera de arcilla” se posa sobre una plataforma de barro que proporciona el aislamiento térmico gracias a un hueco en su parte inferior que ayuda a evitar la humedad. Como decoración, su parte exterior presume grabados de adornos de inspiración marroquí. Una tecnología casera que surgió como reacción a una ausencia de energía eléctrica. Un producto capaz de solucionar problemas cotidianos. La ingeniería ambiental al servicio de los desamparados.