Hace unos días la esposa de mi alumno más mayorcito (acaba de estrenar sus 85 años) me preguntaba: ¿Hasta cúando hay que entrenarse? Mi respuesta fue: ¡Hasta el fin de los días!
Hoy voy a contarles la historia de Robert, un alumnoamigo que, sin dudas, certifica mi respuesta. Mantuvimos una hermosa relación de 12 años (todo un récord) y compartimos mil batallas. Fue todo un ejemplo, un león hasta el fin de sus días.
Nos encontrábamos tres veces por semana para mantenerse vital, ágil para jugar con sus nietos y poder ir a su oficina todos los días. Hacíamos trabajos de movilidad, cardiovascular, flexibilidad y, sobre todo, para fortalecer sus piernas y cuidar sus rodillas (como decía él). Largas caminatas con charlas interminables, abdominales y trabajos con bandas de goma y pesas completaban su plan de entrenamiento.
A pesar de que la vida le puso desafíos muy difíciles y tuvo que visitar varios quirófanos siempre salimos adelante trabajando codo a codo en cada rehabilitación con metas pequeñas y logros enormes vinculados con su autonomía: levantarse por sus propios medios de su cama, de una silla, subir y bajar la escalera con la mayor elegancia posible y con el gran desafío de salir de caminata por el barrio y sentarnos a tomar un café en el bar.
Un miércoles de junio sopló las 71 luchadoras velitas y al día siguiente disfrutamos de nuestro último encuentro. Trabajamos juntos hasta el fin de sus días, un león que me despidió con una sonrisa feliz después de esa clase para irse a caminar por las nubes al día siguiente.
Robert siempre decía que tendría que haber empezado a entrenar antes. Si vos estás leyendo esta columna y aún no te decidiste, te cuento que el momento es YA.
No importa la edad que tengas, no importa cúanto hace que no hacés nada. Acercate a un gimnasio, contactate con un personal trainer, salí a caminar media horita por día, no uses el ascensor, bajate unas paradas antes del bondi, usá menos el auto. No gastes más plata en cremas anti age o en tratamientos: la actividad física te mantiene joven y vital. ¡Divertite!
Tengo alumnas que dicen que yo les cambio el día, yo me río, no tengo tanto poder. El día se lo cambian ellas mismas moviéndose en las clases y generando su propia y legendaria botellita de endorfinas. Entrenar es el mejor antidepresivo y la mejor vacuna para mantener tus defensas en alto.
* Alfredo Roldán es personal trainer , profesor de gimnasia para la tercera edad e instructor de fitness.