El español Fernando Alonso, piloto del equipo McLaren de Fórmula 1, celebró estar “entero y casi recuperado” del aparatoso accidente que sufrió este domingo en el Gran Premio de Australia, donde se sintió como “si hubiese entrado en una lavadora gigante” y donde, dentro del desconcierto, trató de hacerse “pequeño” en su habitáculo para evitar golpes en la cabeza.
“Estoy entero y casi recuperado. Tengo un poco dolorido el cuerpo como si hubiese entrado en una lavadora gigante y me hubiese puesto a dar vueltas, pero no tengo ninguna marca ni nada hinchado ni un hematoma grande”, aseguró Alonso en El Partido de las 12′ de la Cadena COPE de España.
El bicampeón recalcó que fue “consciente de todo” y que supo desde el primer momento que sería “una buen golpe”, en la que quedó un tanto desubicado porque “vas dando tumbos y chocando contra todo lo que tienes en el coche”.
“Cuando se para el auto tampoco sabes muy bien dónde estás. Vi un hueco para salir porque estaba boca abajo, pero no sabía muy bien ni dónde estaba ni si el coche había parado todavía ni si iba a seguir, pero salí por si acaso. De ahí que haya salido tan rápido”, añadió.
“Ves como va chocando contra el suelo la trompa, luego el lateral, sigues volcando y dando vueltas y quieres que en una de esas vueltas no esté la cabeza expuesta ni contra el muro ni contra la valla ni contra el suelo porque puede ser una lesión grave. Te encoges un poquito, intentas hacerte pequeñito dentro del habitáculo para que pare y no haya ningún choque en la cabeza”, señaló.
El español afirmó que no sintió temor cuando vio la repetición del accidente junto a los comisarios de carrera porque uno no tiene “la visión exacta” de ser él que va en el coche. “Lo has vivido y has tenido la sensación de que estabas allí, pero cuando lo ves en la tele parece que es otro coche y que va otro dentro. No te das cuenta de que eres tú y que ha podido ser más grave”, aclaró.
En este sentido, subrayó que los test de impacto que pasan los monoplazas son “excepcionales” y han mejorado “muchísimo”, lo que hace que “todo se puede desintegrar en un accidente menos el habitáculo” del piloto, al que califica de “prácticamente indestructible”, y queda “intacto” como fue su caso.
Por último, Alonso afirma haber tenido suerte en su carrera y que lleva “unas cuantas vidas afortunadas”, sobre todo tras el accidente en Bélgica en 2012 cuando el Lotus de Romain Grosjean le pasó “más o menos a un palmo” de su cabeza. “Si hubiese pasado un poco más atrás hoy ya no estaría aquí”, recordó.
