Me duele el estómago”, “tengo una ‘patada’ al hígado” o “estoy mal de la panza” son algunas de las frases más comunes a la hora de describir estas dolencias que son altamente frecuentes entre hombres y mujeres.
El doctor Luis María Bustos Fernández, médico gastroenterólogo, Director del Instituto de Gastroenterología que lleva su nombre y miembro de la Sociedad Argentina de Gastroenterología sostuvo que, “en muchos casos, con simples cambios en el estilo de vida, la alimentación, con el consumo de productos lácteos fermentados con probióticos y tomando más agua, se logra una mejor salud digestiva y, por consiguiente, un bienestar físico y emocional; con lo cual, es fundamental conocer el propio sistema digestivo para comenzar con el cambio”.
Para ponerlo en números: a nivel mundial, casi el 80% de la población sufre de algún trastorno digestivo. Los síntomas más comunes son: distensión abdominal (sensación de ‘hinchazón’), constipación y flatulencias.
El 86% de quienes padecen molestias digestivas manifiesta que esto los afecta a nivel físico; se siente incómodo (57%), siente la ropa apretada (29%) y se siente con sobrepeso (27%). Un 75% de las personas afectadas por molestias digestivas manifestó que los síntomas tienen su pico por la noche. Además, las molestias digestivas son doblemente comunes en mujeres que en hombres.
La Organización Mundial de Gastroenterología difundió las siguientes recomendaciones para cuidar el estómago:
– Comer menos cantidad y con mayor frecuencia, sin aumentar la ingesta calórica total. No saltear el desayuno; no comer en exceso por la noche.
– Consumir alimentos ricos en fibra: 5 porciones de frutas y verduras por día, incluyendo granos y legumbres.
– Comer pescado entre 3 y 5 veces por semana.
– Reducir el consumo de comidas con alto contenido de grasa animal, alimentos grasos y fritos.
– Consumir productos lácteos fermentados con probióticos.
– Elegir comidas magras como pollo (sin piel), o cortes magros de carnes rojas.
– Beber 2 litros de agua por día y disminuir el consumo de bebidas alcohólicas, con cafeína o con alto contenido de azúcar.
– Comer despacio y masticar lentamente y bien.
– Llevar un estilo de vida saludable: hacer ejercicio regularmente y no fumar.
– Mantener un índice de masa corporal saludable, tratando de conseguir el peso ideal.