Hace 43 días que Enrique Omar Suárez está preso en el penal de Marcos Paz. Los días en que se ufanaba de ser uno de los gremialistas más importantes del país parece que quedaron atrás.
Su cercanía con el poder no era un secreto. Hasta tal punto era así que la ex presidente Cristina Kirchner lo denominó como su “sindicalista preferido” durante un viaje oficial a Angola.
Aquella frase parece haberse convertido en una cruz difícil de cargar. Los medios la recuerdan cada vez que se refieren al caso y el propio ex secretario general del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) considera que es una de las causas por las cuales hoy está detenido.
Sin embargo hay otras cuestiones más terrenales que lo llevaron a prisión. Hoy Suárez está complicado en dos causas. Una es impulsada por el juez federal Rodolfo Canicoba Corral y lo tiene como imputado por entorpecer las vías navegables en 2012. La otra, lo tiene en la mira por haber conformado una supuesta asociación ilícita que coaccionaba a empresas y cometía fraudes millonarios a los afiliados del sindicato que condujo sin interrupciones durante 28 años.
Suárez, en una carta firmada con puño y letra, aseguró: “Me encuentro privado de mi libertad por causas políticas y otras que no he podido entender”. Y agregó: “Soy perseguido por ser el preferido de Cristina Fernández de Kirchner y porque soy allegado al Papa Francisco”.
La mención alude a las fotos incómodas para el Santo Padre en las que se lo ve junto al gremialista en el Vaticano. La relación entre ellos no se ciñe sólo a las imágenes. “Caballo” siempre se jactó de sus nexos con el padre Jorge. De hecho, Radio Papa fue un proyecto creado por el gremialista K y lanzado desde la web de su sindicato.
Al enumerar otras cuestiones por las que cree que la Justicia puso la lupa sobre su accionar, el ex jefe de los trabajadores marítimos hizo un racconto sobre las medidas impulsadas durante su gestión, recordó su historia como marinero, y apuntó contra el gobierno de Mauricio Macri.
“Dicen que vacié el sindicato y la obra social y los balances reflejan lo contrario; tuvimos un gran aumento en nuestro patrimonio. Supuestamente soy parte del contrabando de efedrina, cosa que tampoco está en la causa pero lo utilizan para ensuciar mi nombre”, indicó.
Y subrayó: “Dicen que soy parte del sobrecosto del gas, pero es ridículo pensar que yo ponga los precios cuando eso lo realiza el Estado. Que soy dueño de Maruba, cosa que no es así. Que soy parte del contrabando de contenedores, cosa que tampoco está en la causa”.
Desde febrero, cuando la diputada Gladys González asumió la intervención en el SOMU -13 mil afiliados-, Suárez acumuló varias denuncias por supuestas irregularidades en la conducción del sindicato. También fueron varios los empresarios que se animaron a hablar de algunos temas que antes callaban. Para refutarlas, el gremialista incluyó junto a la carta varias planillas con datos sobre balances financieros y una extensa lista de bienes adquiridos durante su gestión.