Lotería Nacional había ordenado el cierre para las 16 y, minutos más minutos menos, la orden se cumplió. Así, las cinco salas de bingo de la Ciudad dejaron de funcionar. Tenían las concesiones vencidas hace dos años y funcionaban a través de un medida judicial que el viernes había quedado fuera de efecto.
Durante los últimos días, los 450 trabajadores no pusieron en juego los pozos acumulados como una manera de de reclamar que les garanticen los $ 50 millones que se necesitan para cubrir las indemnizaciones, pero por ahora los operadores de las salas no les dieron ninguna respuesta.
Hoy, pasadas, las 16 salieron de las salas los últimos jugadores. Los empleados se quedaron a la espera de la llegada de representantes del sindicato. No hay vuelta atrás, no hay lugar para más cautelares”, le dijo a a Clarín el jefe de la sala Lavalle, Diego Sanz.
Las salas eran manejadas por un operado (la de Caballito) y una sociedad, las restantes cuatro (Flores, Lavalle, Congreso y Belgrano). Esta última maneja los bingos de Lujan y Moreno y tiene una participación en el Casino de Mendoza.
El negocio de otros bingos, por ejemplo, los del GBA se sostienen con las tragamonedas. Los de Capital nunca consiguieron que les habilitaran el negocio que está monopolizado por Cristóbal López y sus socios.
Desde el sindicato de trabajadores de juegos de azar (ALEARA) anticiparon que iniciaron una demanda a las empresas y al Estado porteño para garantizar el pago de las indemnizaciones.