A las 10:15 de hoy jueves el ministro de Defensa, Oscar Aguad, y el canciller Jorge Faurie recibieron el informe que elaboró el embajador argentino en Austria, Rafael Grossi, quien además está a cargo de uno de los organismos que monitorean ensayos nucleares en todo el mundo. Ese ente tiene acceso a un sistema que controla las explosiones ya sea sobre la superficie terrestre, en la atmósfera, bajo el agua o bajo tierra en todo el mundo.
Fueron ellos los que confirmaron una sospecha que desde ayer existía en el Ejecutivo y que se denominó para la opinión pública como “anomalía hidroacústica”, la cual terminó correspondiendo con una explosión en el mismo lugar desde donde por última vez se pudo comunicar el submarino ARA San Juan hace ocho días, el 15 de noviembre. “El último contacto de la tripulación fue cerca de las 7:30 de la mañana y la explosión registrada fue tres horas después en el mismo lugar”, según consta en la documentación que le hicieron llegar al Gobierno.
Grossi, embajador argentino en Austria, es un investigador nuclear que fue director general adjunto del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Como parte de su experiencia internacional visitó las instalaciones militares de Corea del Norte en varias oportunidades y formó parte de los primeros contactos del organismo con el régimen iraní para lograr la firma del Acuerdo Nuclear.
El CTBTO (su nombre en español es la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares) ofreció al ministro de Defensa y al Canciller argentino “amplia información y gráficos sobre la explosión, no muy grande, muy probablemente dentro del submarino”. “Ocurrió tres horas después de la comunicación del 15 de noviembre”, detalló a Infobae una persona que participó de la amplia mesa donde se compartió el informe.
De hecho, Infobae tuvo acceso a la información oficial del CTBTO respecto al incidente: la señal se produjo a las 10:51 de la mañana del día miércoles 15 de noviembre. La localización de la misma fue Latitud -46.12 y Longitud -59.69, la cual se ubica muy cerca del último punto donde fue registrado el submarino.
La señal hidroacústica fue detectada por las estaciones HA10, ubicada en la Isla Ascensión, y por la HA4, localizada en las Islas Crozet.
Una hora más tarde el vocero de la Armada Enrique Balbi confirmaba esta información y aclaraba que no tenía indicio alguno sobre un eventual ataque al submarino ARA San Juan, con lo cual la principal hipótesis hasta el momento es que se trataría de una falla en la misma embarcación que generó la explosión. El término correcto es implosión porque fue hacia dentro del submarino, el cual podría después de ella permanecer sellado.
A la misma mesa se acercó esta mañana la visión de un ex submarinista nuclear estadounidense que preside el organismo que realizó el informe, quien consideró: “Es posible que aún estén en un compartimento estanco vivos. Mi recomendación es no dejar la búsqueda”. En este mismo sentido se expresó un rato más tarde el vocero de la Armada. Sin embargo, los familiares perdieron la esperanza luego de que se les avisara cinco minutos antes que a los medios la confirmación de la explosión.
El organismo que monitorea los ensayos nucleares (CTBTO) lo hace a través de una red global de estaciones sísmicas, de detección de radionucleidos en la atmósfera, infrasonido e hidroacústicas. Desde allí también dieron nombres de otros especialistas internacionales que están dispuestos a colaborar con la Argentina en la búsqueda de la embarcación y en la detección de lo que realmente ocurrió con el submarino ARA San Juan.