Siete meses ha tardado en llegar a Marte. Aunque todavía no se conocen todos los datos de la primera parte de la misión ExoMars, parece que el TGO (Trace Gas Orbiter, en inglés) ha entrado en la órbita de Marte y que el módulo Schiaparelli ha conseguido aterrizar en el planeta rojo.
La buena noticia es que el TGO, tras soltar el módulo de aterrizaje, llamado Schiaparelli en honor a un astrónomo italiano ha entrado en la órbita de Marte. La menos buena es que no todo ha salido como esperaban los astrónomos, que continúan a la espera de más datos para certificar la correcta llegada de Schiaparelli.
Tras su despegue a mediados de marzo desde la Tierra, la misión se fue acercando a Marte hasta que el día 19 de octubre de 2016 el módulo de aterrizaje se ha separado satisfactoriamente del TGO y ha comenzado los seis agónicos minutos antes de tocar suelo marciano. En esos minutos se han usado escudos térmicos, paracaídas y propulsores invertidos para frenar la sonda desde los 21.000 km/h a los que viajaba hasta pararse completamente a solo 2 metros de la superficie. Una vez llegada a esa altura el golpe debería haber sido inofensivo para el módulo gracias a la estructura deformable inferior.
Una vez en suelo rojo Schiaparelli debería haber enviado señales de su situación pero, aunque se han recibido algunos datos, la Agencia Espacial Europea (la ESA) no ha querido lanzar las campanas al vuelo. De hecho ha emplazado a los medios de comunicación a conocer mejor los resultados el día 20 de octubre tras un exhaustivo estudio que se realizará en las próximas horas.
El sueño de llegar a ver humanos deambulando por Marte todavía queda lejos. Pero esta misión aportará valiosos datos sobre los sistemas de aterrizaje y la atmósfera marciana independientemente del éxito completo o no de la misma.