Recortar el uso de servicios públicos, echar mano a las promociones, ahorrar menos, comprar menos indumentaria, frenar la adquisición de electrodomésticos y comprar menos alimentos y productos de limpieza. Éstas fueron las principales estrategias que implementaron los consumidores argentinos a la hora de hacer frente a la inflación.
Estos resultados surgen del trabajo “Radiografía del Consumidor Argentino. Estrategias que se usan para hacer frente a la inflación”, elaborado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Palermo (UP), de donde también se desprende otro dato curioso: no hay correlación entre el ajuste en el nivel de consumo y el nivel de satisfacción con la vida.
“El ajuste corrió igual para todos los sectores sociales. Lo curioso es que lo que más se ajustó en todos los casos tiene que ver con el uso de los servicios públicos, y lo que menos se ajustó fueron las salidas”, comenta Gabriel Foglia, decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UP.
En el análisis del relevamiento -una muestra de 1000 casos, de cobertura nacional y que abarcó a una población de 16 años y más-, se puede observar que 64% de los consultados sostuvo que recortó “mucho” o “bastante” el uso de los servicios públicos, cuando se les consultó respecto de en qué medida habían tomado determinadas decisiones sobre sus niveles de consumo y de ahorro.
Dentro de esa pregunta, 57% dijo que había recurrido “mucho” o “bastante” a “ahorrar menos”; 56%, a “comprar menos indumentaria” y “postergar compras de electrodomésticos”; 55%, a “comprar menos alimentos y productos de limpieza”, y 53%, a “realizar menos salidas y actividades recreativas pagas”.
Otra conclusión que arrojó el estudio es que las promociones siguen ocupando un lugar preponderante en el consumo de los argentinos. “Me parece que la gente se volvió dependiente de las promociones: 9 de cada 10 mujeres del Gran Buenos Aires y de nivel socioeconómico más bajo compra en supermercados haciendo uso de las promociones. Si se toman hombres y mujeres, el porcentaje es de 86%”, señala Foglia.
En las compras en supermercados, 72% de los consultados dice que siempre o casi siempre mira previamente las promociones que están disponibles. En indumentaria, 46% afirma que se informa antes sobre las promociones; en tecnología, 48%, y en salidas y actividades recreativas, 34%. “En general, no miro las promociones” fue una respuesta que dieron el 9%, 17%, 20% y 26% de los consultados, en cada una de las opciones mencionadas.
En la canasta del consumo, ¿cuál fue el rubro que salió más perdidoso? La carne. Según los resultados de la encuesta, hecha entre el 11 y 20 de agosto de este año, 63% dio esa respuesta cuando se les consultó en qué categoría se redujo la cantidad o variedad de productos.
¿Qué cosas le siguen? Productos de almacén (43%), productos de limpieza (42%), frutas y verduras (31%), productos de perfumería y cuidado personal (30%), lácteos (23%), bebidas sin alcohol (15%) y bebidas con alcohol (14%).
La financiación es otra de las herramientas destacadas a las que apela el argentino al momento de hacer frente al aumento generalizado de precios. Pero en este caso, según explica Foglia, hay que tener en cuenta que sólo tiene acceso a cuotas quien está bancarizado. En la Argentina, eso abarca a apenas el 35% de la población.
Dicho esto, lo que arroja la encuesta es que cuatro de cada diez argentinos están comprando en cuotas y uno de cada diez va por esa alternativa aún cuando se incluya un costo por intereses. Siete de cada diez poseedores de tarjeta de crédito compran en cuotas.
Cuando se consultó sobre la satisfacción con la vida, el resultado fue que los ajustes y recortes que se han tenido que hacer en el consumo para paliar la inflación no han influido en el bienestar que percibe la gente. Así, 33% de los encuestados dijo estar “muy satisfecho” con su vida en general, mientras que 51% afirmó estar “bastante satisfecho”. Sólo 2% responde “nada satisfecho” y 14%, “poco satisfecho”. Por eso, Foglia concluye: “No hay correlación entre el ajuste en el nivel de consumo y el nivel de satisfacción con la vida”.
Otra de las conclusiones que arroja el trabajo de la UP es que son las mujeres y los encuestados de mediana edad los que realizan mayores ajustes. Un 65% de las mujeres recortó el uso de servicios públicos, 61% dijo que ahorró menos, 61% compró menos alimentos, 59% compró menos indumentaria y 58% postergó o frenó la adquisición de electrodomésticos.
En tanto, la mitad de los argentinos redujo la cantidad que compras en el supermercado y afirmó que está comprando más en promociones. Así, 47% afirmó que redujo las cantidades compradas y 48% respondió que aprovecha descuentos. Asimismo, 35% apeló a cambiar de marcas y 23% a elegir otro lugar de compras. Todo es válido a la hora de enfrentar a la temida inflación.
Por: Carlos Manzoni