El show gratuito que ofrecerán este viernes Los Rolling Stones será una nueva conmoción para La Habana, pero no por la trascendencia política y el enorme operativo de seguridad que acompañó la visita del presidente de EEUU, Barack Obama, sino por la forma en que se prepara el pueblo cubano, sin distinciones entre rockeros y no rockeros, para participar de un espectáculo inédito.
Desde hace días miles de cubanos que viven alejados de la ciudad buscan afanosamente un lugar para alquilar por una noche, pero las casas y cuartos que alquilan los habaneros volcados al cuentrapropismo están prácticamente agotados y los hoteles están fuera del presupuesto de quien no sea turista.
Rockers, que los hay, y muchas familias que sólo se mueven al compás de la música caribeña, colmarán los campos de juego que rodean al imponente escenario que ya está montado en la Ciudad Deportiva y que es ya una atracción para miles de personas que se acercan a diario para sacarse fotos e imaginar cómo se sentirá estar allí cuando se enciendan las torres de iluminación y los enormes equipos de sonido.
El grupo trajo a Cuba 61 contenedores y un avión de carga Boeing 747 repletos de equipamiento, según informó el director de producción de la legendaria banda de rock inglesa, Dale Skjerseth.
El show, que cierra el América Latina Olé Tour 2016, “será una velada histórica”, aseguró Skjerseth. “En la industria de la música siempre son los primeros y todo lo que han hecho es ser un hito en su ámbito. Vienen a Cuba como los primeros”, agregó el responsable de montar el espectáculo, quien agradeció la colaboración de las instituciones culturales de la isla.
El show comenzará a las 20.30 y se extenderá por dos horas y cuarto, aunque los organizadores no descartan que se extienda algo más con algunos bises.