Un sistema de implante coclear está destinado a personas que padecen una pérdida auditiva neurosensorial de severa a profunda, porque envía señales eléctricas directamente al nervio auditivo. Para los individuos con este tipo de hipoacusia, los audífonos proporcionan un beneficio escaso o nulo.
Los implantes cocleares constan de dos partes: un implante interno que se coloca quirúrgicamente debajo de la piel, y un procesador de audio externo situado detrás de la oreja o por encima de ella sujeto por un imán a la parte interna.
El procesador externo capta los sonidos y el implante los transmite directamente al nervio auditivo a través de una guía de electrodos colocada quirúrgicamente en la cóclea.
Micaela Constanzo, médica fonoaudióloga, explicó que el sistema de implante coclear convierte las señales acústicas. “Estos pulsos eléctricos estimulan el nervio auditivo y el cerebro los interpreta como sonidos”, indicó.
Un breve repaso por la historia del Implante coclear
En 1957 los doctores franceses André Djourno y Charles Eyrés insertaron por primera vez un hilo de cobre dentro del oído interno de un paciente, logrando que fuera capaz de percibir el ritmo del lenguaje. Desde entonces, cada 25 de febrero (fecha de la implantación) se conmemora el Día internacional del implante coclear.
Veinte años más tarde en Viena, ocurrió algo que definió el inicio de la estructura y el funcionamiento del implante coclear como se conoce hoy en día. La Doctora en Ingeniería Eléctrica Ingeborg Hochmair, desarrolló junto con su esposo, el Profesor Erwin Hochmair, el primer implante coclear multicanal del mundo. Este dispositivo incorporaba un electrodo largo y flexible que permitía, por primera vez, estimular el nervio auditivo con señales eléctricas en gran parte de la cóclea.
Hoy en día, luego de los increíbles avances en la materia, los implantes auditivos se encuentran incluidos dentro del P.M.O (Programa Médico Obligatorio) de nuestro país, es decir, del conjunto de prestaciones a las que tiene derecho toda persona con seguridad social y/o certificado de discapacidad. Esto incluye los estudios previos, el costo total del dispositivo (audífono o implante), la cirugía y la rehabilitación.