Estados Unidos lanza un plan para salvar a los osos polares

La agencia de vida silvestre pidió medidas a los gobiernos para frenar el cambio climático, una de las principales amenazas a la especie.

La agencia estadounidense encargada de la vida silvestre divulgó el lunes un amplio plan para intentar evitar la extinción de los osos polares del Artico frente a la amenaza del calentamiento global, que, advirtió, está derritiendo su hábitat a un ritmo creciente.

Se estima que sólo entre 22.000 y 31.000 osos polares quedan en el mundo. Por eso, el Plan de Conservación del Oso Polar anunciado por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos exige una serie de acciones para salvar a estas criaturas.

Por encima de todo, pide reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero, que surgen de la quema de combustibles fósiles que contribuye a calentar el clima. “Pero no se equivoquen, sin una acción decisiva para abordar el calentamiento del Artico, el destino a largo plazo de esta especie es incierto”, subrayó el informe.

Estados Unidos lanza un plan para salvar a los osos polares

El deshielo, una amenaza seria para los osos polares (AFP)

El plan también requiere una reducción de los conflictos entre humanos y osos, además de proteger su hábitat y minimizar el riesgo de contaminación por derrames de petróleo. Y se insta al gobierno a controlar de forma estricta la caza de osos polares, o una práctica conocida como “cosecha de subsistencia”, que es legal para los pueblos indígenas e implica matar menos del cuatro por ciento de la población total de osos por año.

El plan se centra en las dos subpoblaciones estadounidenses de osos polares que viven en la costa de Alaska. Sin embargo, sus esfuerzos también deberían ayudar a conservar los osos polares en el resto del área septentrional, que incluye a Rusia, Canadá, Noruega y Groenlandia.

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Un oso en el hielo, en el Polo Norte (AP)

Los osos polares fueron catalogados como especie amenazada bajo la Ley de Especies en Peligro de 2008, debido a la pérdida de hábitat de hielo marino. De todos los problemas a los que están expuestos, el deshielo de la banquisa (las placas de hielo flotantes) es justamente el más grave porque allí el oso se procura su alimento principal, las focas. En el Artico, donde la temperatura aumenta dos veces más rápido que en el resto del planeta, el calentamiento climático podría generar veranos sin hielo de aquí a unos 20 años, estiman los científicos.

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En cautiverio. Arturo, el oso que murió en el zoo de Mendoza el año pasado (AFP)

“El futuro de los osos polares es bastante desolado”, dijo al sitio Buzzfeed el investigador y ecologista Michael Runge, uno de los impulsores de este plan de protección de los osos. Los expertos admiten que la supervivencia del oso polar está directamente relacionada con cómo el mundo pueda manejar el cambio climático. Pero en este punto, los activistas no son optimistas, considerando que el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, lo consideró un invento y rechazó el último acuerdo del clima de Paris, al tiempo que nombró a un negacionista del cambio climático en la crucial área de Ambiente.

Otro estudio internacional difundido la semana pasada también puso el foco en una amenaza sobre la que poco se había hablado hasta ahora: los contaminantes químicos que utilizan la agricultura y la industria y que representan un riesgo para su salud 100 veces superior a lo aceptable para los osos adultos y mil veces superior para los pequeños. “Se trata del primer estudio que cuantifica el riesgo que representa para el ecosistema ártico los Contaminantes Orgánicos Persistentes (COP)”, subraya su principal autora, Sara Villa, toxicóloga de la Universidad de Bicocca en Milán.

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El cambio climático alteró los hábitos alimentarios de los osos (AFP)

Los investigadores compilaron 40 años de trabajos sobre la exposición de los osos, pero también de las focas y el bacalao, sobre todo en la región que abarca desde el archipiélago ártico de Svalbard hasta Alaska. Utilizados en la agricultura y la industria, los COP, unos contaminantes que perturban el sistema endocrino, persisten durante décadas en la naturaleza y se concentran remontando la cadena alimenticia: pasan por ejemplo del plancton a los peces, luego a las focas y finalmente a los osos, acumulándose hasta alcanzar dosis muy tóxicas. Los osos más pequeños están muy expuestos, sobre todo a través de la leche contaminada de su madre.

Aunque algunos COP fueron prohibidos en los años 1970, luego fueron reemplazados por otros agentes contaminantes, según los investigadores. Estas sustancias son utilizadas sobre todo para impermeabilizar papel, tejidos, muebles, y evitar las manchas de agua o de grasa.

Fuente: Agencias