Messenger Kids, la aplicación de Facebook que intenta atraer a niños de seis a 12 años, no hace más que recibir críticas. En diciembre, cuando se lanzó en dispositivos con iOS, los comentarios fueron tibios; ahora, que llegó a Android, la red social ha recibido numerosas quejas de expertos en niñez que la estudiaron estos meses y la instan a cerrar la app.
Para contrarrestar las presiones, Facebook señaló que trabajó con un grupo de consejeros especializados para salvaguardar a sus usuarios más jóvenes. Pero Wired reveló que la empresa de Mark Zuckerberg “no dijo que muchos de esos expertos habían recibido fondos de Facebook”. La compañía reconoció las donaciones a siete de los 13 expertos que participaron y dijo que nunca las había tratado de ocultar, aunque tampoco las hizo públicas.
La aplicación para menores de 13 años les permite chatear con amigos y familiares, en un entorno sin publicidad en el cual los padres aprueban o no los contactos. Pero los críticos —entre ellos, 97 personas e instituciones que enviaron una carta pública— dicen que contribuye a estimular el uso dañino de las redes sociales y a explotar su condición adictiva.
“Es inquietante que Facebook, ante la evidencia de la preocupación generalizada, promocione activamente Messanger Kids entre aun más niños”, dijo la Campaña por una Infancia sin Publicidad en una declaración. Pocos días antes, una coalición de 97 defensores de la salud infantil pidieron a Zuckerberg que discontinuara la app, informó Wired en otra nota.
“La carta para Zuckerberg tenía la firma de individuos y de 19 fundaciones sin fines de lucro que expresaban que sus preocupaciones surgían de estudios recientes que vinculaban el aumento de la depresión, los malos hábitos de sueño y una imagen corporal negativa en los niños y los adolescentes que más usan las redes sociales y los dispositivos digitales”, señaló el artículo.
Entre las personas que firmaron la carta se cuenta Jean Twenge, la autora de iGeny profesora de la Universidad Estatal de San Diego, quien estudió mucho las consecuencias que las redes sociales tienen en la vida de los adolescentes, y en su libro destacó la depresión entre las más peligrosas. “Otro estudio reciente halló que los adolescentes que pasan una hora por día chateando en las redes sociales dicen sentirse menos satisfechos en casi todos los aspectos de sus vidas, y los niños de 13 años que están en las redes sociales entre seis y nueve horas por semana tienen un 47% más de probabilidades de declararse desdichados que sus pares que pasan menos tiempo en línea”.
La psicóloga Susan Linn, profesora en Harvard Medical School y autora de Consuming Kids: The Hostile Takeover of Childhood (Niños consumidores: la adquisición hostil de la infancia), escribió una columna en Los Angeles Times sobre el tema. “Messenger Kids no es sino una forma en que Facebook puede ganar la atención de los niños más temprano”, advirtió.
Los beneficios que la aplicación da a Facebook son claros, escribió. “Inculcar la lealtad a la marca en los usuarios jóvenes es una forma de asegurar que continuarán utilizando la red social como adolescentes y adultos. La lealtad de por vida suele ser el objetivo cuando una empresa comienza a apuntar a los niños“. Pero, agregó, “también está claro todo lo mala que esta app puede ser para los pequeños”.
Observó que aunque actualmente Messenger Kids no tiene publicidad, “no hay garantía de que se mantenga así”. Y, de todos modos, “la app en sí misma promociona la marca de Facebook entre los niños”.
Josh Golin, director de la Campaña para una Infancia sin Publicidad, señaló que algunos recursos de su app que la empresa señala como beneficio para los niños benefician, en realidad, a la empresa. Dio como ejemplo los filtros de dinosaurios o de realidad aumentada, que según Messenger Kids ayudarían a que los pequeños pudieran extender sus conversaciones con adultos como sus abuelos. “Si un niño de 7 años no puede chatear más de 5 o 10 minutos, ¿por qué extender ese tiempo?”, preguntó.
Golin argumentó más: “Eso sólo hará que les resulte más difícil sostener una conversación real, sin artilugios, en el corto y en el mediano plazo. Facebook disfraza el aumento del uso y la dependencia de sus herramientas como un beneficio para los niños y sus abuelos, cuando en realidad el beneficiario es Facebook”.
La carta de los 97 especialistas e instituciones señaló además que aun si los padres pueden controlar Messenger Kids desde sus cuentas de Facebook, “el impacto general de la app sobre las familias y la sociedad probablemente sea negativo, pues normaliza el uso de redes sociales entre los niños y somete a los niños a la presión entre pares para que creen su primera cuenta”.
Sin más, la coalición solicitó a Zuckerberg que cerrara la aplicación, no que la mejorase, porque considera innecesario y pernicioso que los menores de 12 años estén en las redes sociales. “Los niños de 6, 7 y 8 años no tienen la madurez ni la capacidad para manejar la ansiedad y la complejidad de las relaciones en línea, o comprender la privacidad”, dijo Twenge, que cree que la videollamada sigue siendo la comunicación a distancia más adecuada para los niños y sus familiares.
Con dureza, también Linn se dirigió a Zuckerberg: “Él podría terminar con Messenger Kids inmediatamente, y debería. Puede que Facebook necesite a los niños, pero los niños no necesitan a Facebook“.
La carta de los 97 enfatizó: “Criar niños en la era digital es suficientemente difícil. Le pedimos que no utilice el enorme alcance y la enorme influencia de Facebook para hacerlo aun más difícil”.