Según la Organización Mundial de la Salud, la depresión es un trastorno mental que afecta a la impresionante cifra de 350 millones de personas en todo el mundo.
Es fácil pensar en el alto coste personal, económico y social que supone, y en lo relevante de encontrar tratamientos eficaces que ayuden a los afectados a superarla. Existen, por supuesto, tratamientos farmacológicos diversos que contribuyen a la mejora de algunos síntomas. También desde la Psicología se han desarrollado abordajes que favorecen tanto la mejora de los síntomas como la prevención de recaídas. No obstante los investigadores en este ámbito no descansan en su empeño por hallar nuevos métodos de tratamiento eficaz. En este sentido encontramos una publicación reciente en Journal of Affective Disorders (2016) acerca de una forma un tanto particular y poco frecuente de tratar la depresión: el entrenamiento cognitivo por ordenador.
El objetivo del artículo, publicado por Jeffrey N. Motter y un grupo de colaboradores de diversas entidades norteamericanas, era revisar sistemáticamente y analizar los resultados de los estudios acerca de la efectividad del entrenamiento cognitivo computerizado en el tratamiento de la depresión. En esta revisión incluyeron un total de 9 trabajos randomizados (donde se asigna aleatoriamente a los participantes con depresión al grupo de intervención o al grupo control). Los investigadores analizaron el efecto del entrenamiento de capacidades cognitivas como la atención, la memoria o las funciones ejecutivas por ordenador, no sólo sobre dichas capacidades mentales sino también sobre otras variables como la gravedad de los síntomas de la depresión o el funcionamiento cotidiano de los participantes deprimidos.
¿Es útil entrenar el cerebro para mejorar la depresión?
Parece que trabajar por ordenador las funciones cognitivas resulta de utilidad en el tratamiento de diversos síntomas de la depresión y sus consecuencias. Los investigadores encontraron un efecto de tamaño moderado a grande del entrenamiento sobre la capacidad atencional, de memoria de trabajo y el funcionamiento global de los participantes, que de forma general mejoraban con el entrenamiento en los diversos experimentos revisados. Además, hallaron un efecto de tamaño pequeño a moderado del entrenamiento cognitivo por ordenador sobre la severidad de los síntomas y sobre la capacidad de funcionamiento cotidiano de los pacientes.
Aunque queda mucho por investigar en este campo, parece que entrenar las capacidades mentales a través de programas computerizados resulta de utilidad en el tratamiento de la depresión. Sería una forma accesible de ofrecer ayuda a los pacientes y, por qué no, un entrenamiento en forma de juegos mentales resultaría, además, más ameno y atractivo.Las posibilidades que se abren tanto en la clínica como en la investigación son amplias e interesantes y las nuevas investigaciones arrojarán más luz sobre esta forma de tratamiento.
Marisa Fernández Sánchez, Neuropsicóloga Senior, Unobrain