Enriquecimiento Ilícito: La causa de Milani entra en etapa de definición

Declararon los testigos pedidos por el ex Jefe del Ejército

El juez Daniel Rafecas se apresta a resolver la situación procesal del general César Milani, quien fuera el Jefe del Ejército durante dos años del último mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner.

El general fue indagado por el delito de enriquecimiento ilícito debido a que un peritaje contable oficial determinó que no pudo justificar sus gastos y –especialmente- la compra de una casa en el barrio de La Horqueta en San Isidro.

Para realizar aquella compra en el año 2010, Milani dijo que había recibido un préstamo de Eduardo Barreiro, retirado como capitán del Ejército, veterano de la guerra de Malvinas y en la actualidad preso con detención domiciliaria por crímenes de lesa humanidad.
En sus indagatorias, tanto Milani como Barreiro coincidieron en la explicación de cómo se produjo el préstamo. Ambos señalaron que antes de la Navidad de 2009, en un brindis organizado por quien entonces era el Jefe de Inteligencia del Ejército, Barreiro llevó “un bolso chico” con 200.000 dólares. Y que durante el brindis Milani exaltó el valor de la amistad y le agradeció a Barreiro por la ayuda para comprar la casa.

La transacción de la casa en La Horqueta se realizó por $1.5000.000 y se concretó recién en junio de 2010, medio año después del brindis en el que Milani dijo haber agradecido el gesto de su amigo, actualmente detenido por haber participado de un operativo de la represión ilegal en la zona de Berazategui, provincia de Buenos Aires, en 1977. Producto de aquel operativo murió una pareja y fueron secuestrados los tres hijos.

El relato coincidente entre Milani y Barreiro asegura que firmaron un préstamo de “mutuo” que luego fue cancelado con venta de un departamento. Pero los peritos oficiales consideraron que no había forma de determinar la validez del préstamo y, además, ni Milani ni Barreiro habían asentado en sus declaraciones juradas esa situación.

En un último intento de defensa, Milani pidió la declaración de varios de los asistentes a aquella noche cálida de diciembre de 2009 para que reforzaran sus argumentos. Todos los convocados fueron subordinados del ex jefe del Ejército. Y con más o menos precisiones coincidieron en que el brindis y el agradecimiento había existido.

Declaró ante Rafecas el teniente general retirado Luis María Carena, que revistaba a las órdenes de Milani en Inteligencia y quien fuera Jefe del Estado Mayor Conjunto de las fuerzas Armadas en 2013. También el teniente coronel retirado Carlos María Ferrari Del Sel, el coronel retirado Luis María Trujillo y el coronel retirado Alejandro Marcelo Gazpio. Todos recordaron que Milani había hecho referencia a Barreiro y a que estaba contento por el asunto de la casa.

El que dio más detalles fue el único testigo-de los que declararon hasta ahora- que no visitó uniforme del Ejército. Ante Rafecas, declaró también Ernesto Goya, quien sigue siendo en la actualidad personal civil del Ejército. Explicó que desde 2007, cuando Milani llegó al Edificio Libertador, él había estado a cargo del área de protocolo de Inteligencia. Goya se encargaba de esperar, hacer entrar al Edificio Libertador y llevarlos hasta el séptimo piso a los invitados por Milani.

Recordó que a Barreiro lo había ido a buscar varias veces al Banco Nación –donde el represor detenido fue Jefe de Seguridad por aquellos años- para llevarlo a ver a Milani. Goya aseguró que en aquel brindis Milani habló del significado de la amistad, de un préstamo, de Barreiro y del sueño cumplido de poder comprar la casa, hecho que se iba a concretar medio año más tarde.

Rafecas le hizo una pregunta simple a Goya. El juez quiso saber si aquel día en el que fue a buscar a Barreiro en un auto con chofer –el Banco Nación y el Edificio Libertador están separados por unas cinco cuadras- el prestamista llevaba algo consigo. La respuesta fue-según explicaron fuentes de la investigación a Infobae– que Goya no recordaba que Barreiro llevara algo en especial.

El juez quería saber si el “secretario” de Milani recordaba “el bolso chico” en el que Barreiro teóricamente llevó los USD 200.000 del préstamo cuestionado por la Justicia hasta la oficina del entonces poderoso Jefe de Inteligencia del Ejército.