La pelea política en Estados Unidos luego de la brutal matanza de 49 personas en un boliche gay recién empieza. La Casa Blanca encabezada por los demócratas empezó hoy un intenso lobby para tratar de que el Congreso, comandada por los republicanos, traten un proyecto de reforma de las leyes vigentes sobre la posesión de armas de guerra.
“Hay ciertas medidas de sentido común que el Congreso puede tomar que harían más difícil para cualquier persona adquirir armas de guerra. El presidente ha estado realmente frustrado”, afirmó Josh Earnest, el vocero de Barack Obama.
El funcionario fue duro contra todo el Congreso, que desde que empezó la gestión Obama nunca quiso tratar ningún cambio en la legislación sobre armas que hay vigente: “El Presidente está enojado con la inacción del Congreso en temas de sentido común que podrían haberse tomado antes y que nunca estuvieron en la agenda”.
Los principales representantes del Partido Demócrata en el Capitolio dejaron en claro que a partir de la decisión presidencial, se van a sentar a debatir los posibles cambios. Por eso, se pusieron de acuerdo en aumentar las medidas de control de armas para intentar evitar masacres como las de este fin de semana.
El senador Harry Reid es uno de los más fervientes defensores de la idea de Obama de ponerle límites a la venta libre de armas de guerra. Entre otras cosas propuso ampliar los controles de antecedentes, para que no puedan acceder a comprar armamento quienes están en listas de vigilancia de organismos de seguridad federales: “Hay que hacer lo que podamos para prevenir estos tiroteos”.
La discusión anticipa ser ardua. Del otro lado del sector más liberal de los demócratas está el conservadurismo republicano. Esa fuerza política está muy vinculada tanto a las asociaciones de armas, como a las industrias armamentísticas. Allí juega un papel fundamental el actual precandidato presidencial, Donald Trump.
El multimillonario empresario salió a pedir la renuncia de Obama y exigir que Hillary Clinton decline su candidatura porque para él “no fueron lo suficientemente duros” contra el islamismo de ISIS. “Agradezco a quienes me felicitaron por tener razón con respecto al terrorismo islámico radical. Pero no deseo eso, sino que quiero firmeza y vigilancia. ¡Hay que ser inteligentes”, twitteó.
Sin dudas, la masacre de Orlando precipitó una pelea política que ya estaba instalada: la discusión sobre el fácil acceso a las armas por parte de los ciudadanos recién arranca. Será muy larga y con un recambio presidencial crucial.