Son enfermedades que se manifiestan en la piel. Pero en realidad son mucho más profundas y sus efectos también van más allá de ese órgano, el más grande de nuestro cuerpo, que nos delimita y presenta al mundo. La dermatología empezó a poner el foco hace relativamente poco tiempo en las enfermedades inmunológicas de la piel, que no tienen cura y afectan a 1,2 millón de argentinos.
Psoriasis, artritis psoriásica e hidradenitis supurativa: las tres tienen un origen común en un proceso inflamatorio que causa una alteración a nivel cutáneo. En el último congreso de la Asociación Europea de Dermatología en Viena se habló de cómo encararlas para llegar a un diagnóstico precoz, uno de los principales desafíos de los médicos hoy en relación a estas enfermedades.
La psoriasis se presenta en forma de lesiones rojas, cubiertas por escamas blancas, secas, que se localizan en codos, rodillas, tronco y cuero cabelludo. Afecta a unos 800.000 argentinos, estima Alberto Lavieri, dermatólogo del Pirovano y coordinador de los grupos de Psoriasis e Hidradenitis Supurativa de la Sociedad Argentina de Dermatología. De estos, un 30% van a desarrollar artritis psoriásica, en la que el problema pasa a comprometer también las articulaciones, causando dolor, rigidez e hinchazón.
La psoriasis es una enfermedad muy estigmatizante –las placas son muy visibles y los pacientes que la tienen sufren frecuentemente discriminación–pero se empezó a hablar de ella con más fuerza en los medios en los últimos 20 años, en buena medida por la acción de los propios pacientes (la periodista Silvia Fernández Barrio se convirtió en una referente y preside la asociación local de pacientes).
De la tercera enfermedad de este grupo es de la que menos se sabe: la hidradenitis supurativa (HS). Gabriel García Márquez la tuvo y se la hizo sufrir a su personaje mítico de Cien Años de Soledad, el coronel Aureliano Buendía. Pero no hay nada de poesía en ella: provoca unas pústulas a repetición tremendamente dolorosas –en especial en las zonas de los pliegues de la piel como las ingles y las axilas– que supuran y largan muy mal olor. La consecuencia: también un alto grado de aislamiento social. Se estima que unos 400.000 argentinos están afectados por la HS.
“Son tres patologías que tienen un origen en un proceso autoinflamatorio. Determinadas células se activan de forma accidental causando una inflamación no controlada”, explica el especialista español Antonio Martorell, referente internacional en el tratamiento de HS. Esa inflamación se manifestará en las pústulas en esta enfermedad, y con las placas en la psoriasis. ¿Por qué se activan estas células? La razón hay que buscarla en la llamada epigenética: factores externos que disparan esos genes “defectuosos” que tienen las personas. Pueden ser la obesidad, el tabaquismo, el estrés agudo u otros factores ambientales.
Si bien es muy poco frecuente, hay pacientes que sufren las tres enfermedades. “Si ya tener una es una enorme mala suerte, imagina las tres”, admite el médico español.
Lavieri remarca que actualmente “asistimos a un hito en el tratamiento: se cambió la mirada y se entendió que son enfermedades sistémicas”. Así, se manifiestan en la piel, pero golpean también en otros órganos y aparecen más problema asociados: síndrome metabólico, diabetes, trastornos cardiovasculares, enfermedad de Crohn y mayor predisposición a ciertos tipos de cáncer, como el melanoma y el carcinoma espinocelular en la psoriasis. “Hay estudios que determinaron que los pacientes con HS tienen un 57% más de probabilidades de sufrir un infarto y un 33% más de un ACV. Es verdad que mueren más jóvenes. Los médicos deberíamos al menos saber esto y tenerlo en cuenta”, plantea el irlandés Brian Kirby, profesor en el University College de Dublín. En la psoriasis severa, los porcentajes de aumento del riesgo de eventos cardiovasculares son similares. Pero hay otro aspecto difícil de medir en estadísticas: el impacto psicológico. “Al ser enfermedades de la piel, visibles, golpean en lo físico y en lo psíquico. La persona tiende a aislarse, a limitar su vida social, se afectan sus relaciones de pareja. La que más altera a este nivel es la HS, por la supuración y el mal olor”, describe Lavieri.
En el caso particular de la psoriasis, un tercio de los pacientes desarrollarán también artritis psoriásica. En promedio, los síntomas articulares (rigidez, dolor) pueden aparecer unos 10 años después de las manifestaciones en la piel. Por eso es muy importante el diagnóstico precoz de la artritis en la pacientes con psoriasis, incluso antes de que se manifiesten los síntomas, y la enfermedad debe tratarse conjuntamente con el reumatólogo. Sin embargo, en los tres casos, falta todavía capacitación y concientización en la propia comunidad médica. Los pacientes con estas enfermedades pueden tardar mucho tiempo en recibir su diagnóstico: en la psoriasis, un promedio de dos años; en la HS, unos siete. “Suelen ser confundidas con otras enfermedades, por ejemplo la psoriasis con eczema y la hidradenitis con forunculitis. Todo lo que retrase el diagnóstico va en detrimento de la calidad de vida. Y después hay otro problema: tratarlas sólo como una patología de la piel. Subtratar es negligencia”, enfatiza Lavieri.
Los médicos tienen hoy, además de los tratamientos tópicos, medicamentos biológicos que permiten controlar las tres enfermedades, por esta misma causa común. “Las tasas de respuesta en la psoriasis llegan al 90%, en artritis y HS se ubican en el 50%”, contabiliza Martorell, que en el hospital Manises de Madrid dirige el centro más importante de España especializado en estas patologías. En Argentina, la cobertura de los tratamientos “depende del seguro de salud que tengas. Hay obras sociales y prepagas que los cubren, otras que se niegan o ponen muchas trabas y desde el Estado, con trámites, se está cubriendo. Es necesario que haya políticas públicas y se bajen lineamientos porque estas enfermedades son crónicas, afectan la calidad de vida y generan un alto costo en internaciones y ausentismo escolar y laboral”.
En este sentido, el médico alienta a los pacientes a reclamar por sus derechos y a romper el estigma de la enfermedad. En el caso de la psoriasis y la artritis psoriásica, la Asociación Civil para el Enfermo de Psoriasis (www.aepso.org) brinda asesoramiento sobre la enfermedad y su tratamiento. De hidradenitis supurativa, por ser su conocimiento relativamente nuevo, aún no se formó una entidad de pacientes, pero la Sociedad Argentina de Dermatología habilitó una página web de información y contacto para consultar con especialistas: www.hidradenitis.com.ar.
Cuándo consultar
El principal síntoma de la psoriasis es la aparición de lesiones rojas que se descaman. Estas placas pueden aparecer en los codos, rodillas, tronco, cuero cabelludo, palmas de las manos, plantas de los pies, uñas, semimucosa labial y mucosa genital.
En cuanto a la artritis psoriásica, las señales de alarma son el dolor al levantarse de la cama, el entumecimiento de la punta de los dedos o la sensación de parestesias, y lo que se llama “dedo de salchicha”: la inflamación completa de una falange.
Respecto de la hidradenitis, la repetición de dos o más brotes en los últimos seis meses de pústulas dolorosas en las zonas de los pliegues de la piel: axilas, ingles, nalgas y mamas.
Por: Adriana Santagati