Ni monedas de oro, ni diamantes, ni estatuas. Los buzos que exploraban un buque de guerra hundido en 1676 en las costas de Suecia se encontraron con un tesoro que no esperaban: un queso.
El añejo producto estaba dentro de un frasco cerrado herméticamente dentro del “Kronan”. Y olía a una mezcla de levadura y a roquefort, con una textura similar al foie gras.
“Pensamos que es un producto lácteo. Y contrariamente a otros, éste tiene un olor bastante agradable, huele a vida” explicó el arquéologo Lars Einarsson, responsable de la misión que explora el barco, que está frente a la Isla de Oland.
Ciertas condiciones especiales ayudaron a que el queso se conservara en tan buen estado: la poca salinidad del mar Báltico y también que el recipiente estuviera sepultado bajo una capa de sedimentos que lo preservó de la corrosión. Ahora será analizado por la universidad agrícola de Uppsala, cerca de Estocolmo.
EL BUQUE
El “Kronan” es un buque que explotó durante una batalla naval entre la flota sueca y una armada dano-holandesa. Fue descubierto en 1980 por Anders Franzen y en los últimos años se han retirado de sus restos más de 30 mil piezas, entre monedas de oro, vajilla, botellas de vino y cañones.