Cada cultura determina su protocolo de vestimenta. Numerosas diferencias de estilo se presentan entre los propios países occidentales. Ni que hablar si la mirada se expande y se consideran las preferencias de moda entre Occidente y Oriente. Mucho más todavía si se tiene en cuenta, dentro de Oriente, un régimen totalitario como el de Kim Jong-un en Corea del Norte.
En el país asiático, el look militar siempre está de moda. Desde 1948 hasta hoy nunca perdió vigencia. Sus habitantes eligen el uniforme verde como su vestuario predilecto. Sin embargo, se destacan más bien por sus insólitas prohibiciones:
Las mujeres, sin pantalones
En Corea del Norte, es casi imposible ver a una mujer en pantalones, ya sea jeans, joggins o de vestir. Las mujeres no tienen más alternativa que utilizar faldas por debajo de las rodillas.
No a los jeans
Los clásicos jeans, la prenda por excelencia en un look informal, en el régimen de Kim Jong-un son vistos como un símbolo del capitalismo salvaje. Por eso, ni sus mujeres que usan pollera, ni sus hombres que prefieren pantalones de estilo militar, usan un jean.
Sin marcas
Pese a que en Corea del Norte llegan algunas de las marcas más conocidas, es por demás inusual ver en su vestimenta logos de empresas, ya sean deportivas, prêt-à-porter o exclusivas. Tanto hombres como mujeres, en general, eligen atuendos en colores apagados, sin ningún tipo de estridencias, completamente lisos.
Cortes de pelo
Entre 2004 y 2005, se llevó adelante la campaña: “Vamos a recortar nuestro cabello de acuerdo con el estilo de vida socialista”. La iniciativa buscaba controlar los estándares de los peinados norcoreanos. Pese a que fue desmentido que hubiera una cantidad permitida, lo cierto es que como regla general deben llevar el pelo corto. A las mujeres, por su parte, se les recomienda no usar cola de caballo.
Piercings
El año pasado, al notar un avance del occidentalismo en la cultura norcoreana, el régimen prohibió, entre otros accesorios, las perforaciones corporales. A su vez, pidieron a adolescentes de alrededor de 15 años, voluntarios de la Unión de la Juventud de Corea del Norte (NKYU), que controlaran por las calles el cumplimiento del estricto protocolo de estilo.