El cáncer de cuello de útero es el que muestra con más franqueza la desigualdad que existe entre los estratos sociales respecto de la salud. Afecta en su mayoría a mujeres de nivel socio económicobajo, en estado de vulnerabilidad, que no acceden a los controles básicos, ni a una educación sanitaria.
Especialistas de la Fundación Huésped indican que en la Argentina se diagnostican 5.000 casos nuevos de cáncer de útero al año y 1.900 mujeres mueren por esta enfermedad.
“Según la Organización Panamericana de la Salud, en el año 2012 más de 83.000 mujeres fueron diagnosticadas de cáncer cérvicouterino y casi 36.000 fallecieron por esta enfermedad en América, y si se mantiene la tendencia actual sin intervenciones, el número de muertes en la región va a aumentar un 45% en 2030”, le dijo a Télam Carla Vizzotti de la Fundación Huésped.
Pero lo más triste es que estas muertes pueden evitarse de manera muy sencilla, empezando por un simple test: el Papanicolau (Pap), que no es más que la extracción de una muestra de células tomadas del cuello del útero, a través de un simple examen ginecológico. La misma es enviada a un laboratorio para que se analice su morfología y se prevenga cualquier alteración.
“Mediante estos exámenes periódicos, el cáncer uterino se puede detectar precozmente, tratar y curar, además del abordaje integral que implica la vacunación”, aseguró Vizzotti.
La vacuna a la que se refiere Vizzotti es la de HPV (Virus del Papiloma Humano) que está incluida en el Calendario Nacional de Vacunación desde octubre desde 2011 para niñas, y para los varones desde enero de 2016.
Es fundamental que todas las mujeres nacidas a partir del años 2.000 completen el esquema vacunatorio, que contemplan dos dosis de la vacuna. En el caso de los varones deben vacunarse quienes nacieron a partir del año 2.006.
Para todos aquellos que viven con VIH o quienes recibieron trasplantes de órganos y que tienen entre 11 y 26 años, también deben aplicarse ambas dosis. La importancia de la vacuna del HPV es tal que puede prevenir un 80% de los casos de cáncer cérvicouterino.
En Argentina ya se aplicaron más de 3,5 millones de dosis de esta vacuna y se detectaron 300 eventos notificados por reacciones adversas, de los cuales la mayoría fueron errores de aplicación y leves, según datos que aportó la misma Vizzotti. Sólo fueron 10 los casos considerados graves.
¿CÓMO REVERTIR LA SITUACIÓN?
- Generando conciencia para que las mujeres se realicen el Pap con frecuencia, del mismo modo que el test del virus del Papiloma Humano (HPV).
- Haciendo que hijas, sobrinas, amigas se vacunen y no lo dejen pasar.
- Con políticas de estado que alcancen a todas las mujeres de del país, no importa cuál sea su condición socio-económica.
- Como decía Tita Merello: “nena, hacete el Papanicolau”.