La tragedia de Chapecoense fue un mazazo para los 210.000 habitantes de Chapecó. Y los hinchas del club, al igual que en la noche del martes, volvieron a acercarse al estadio Arena Conda para rendirles homenaje a las víctimas del accidente en un funeral espontáneo e improvisado.
De hecho, este miércoles los bomberos realizaron un simulacro con un cortejo fúnebre que confundió a los hinchas que pensaban que ya habían trasladado a las 71 víctimas del accidente del avión de Lamia que se estrelló a 50 kilómetros de Medellín, donde esta noche el equipo brasileño debía jugar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana ante Atlético Nacional. Pero se trataba de un ensayo para diagramar la logística de cara al viernes, cuando llegarían los cuerpos de las víctimas desde Colombia.
De todas formas, la gente llegó en grupos numerosos con velas y rosas para homenajear a los jugadores. Dentro del Arena Condá ya se armó una estructura donde se ubicarán los féretros y donde les rendirán homenaje. Después serán trasladados a sus ciudades o a donde indiquen sus familiares.
Nivaldo, el arquero que no viajó a Colombia, no paró de llorar. El jugador de 42 años llegó a Chapecoense en 2007, cuando el equipo disputaba apenas el torneo estadual de Santa Catarina. Durante la tarde había dicho que se iba a retirar, pero luego, ante la posibilidad de que se dispute el partido del 11 de diciembre ante Atlético Mineiro por la última fecha del Brasileirao, aclaró que estaba dispuesto a ayudar “en donde sea”.
Rafael Hyoran, uno de los jugadores del plantel nacidos en Chapecó, desfiló junto a sus compañeros mientras todo el tiempo oraba. Fabiano, quien comenzó su carrera en Chapecoense y el domingo marcó el gol con el que Palmeiras se consagró campeón de Brasil, estaba visiblemente emocionado, al igual que el resto de los jugadores.
Fue una noche emotiva en el estadio. Una vigilia interminable para continuar el homenaje al plantel en el momento en el que debía haberse jugado la final. También se llevó a cabo una nueva misa (ayer se llenó la Catedral de Santa Catarina); mientras los familiares de las víctimas permanecen en los vestuarios donde reciben la contención de un cuerpo de psicólogos.
En la ciudad, todos los torcedores llevan la camiseta del club; y si no, algo verde. Desde las casas cuelgan banderas del club, mientras que los comercios exhiben un listón negro en sus vidrieras. Chapecó nunca volverá a ser la misma.
En el Atanasio Girardot, el estadio en el que Atlético Nacional debía recibir a Chapecoense por el encuentro de ida, los hinchas del conjunto colombiano colmaron las tribunas y formaron parte de un sentido homenaje: soltaron 71 palomas al cielo en homenaje a las víctimas del terrible accidente aéreo y realizaron un minuto de silencio.
Cerca de 100 mil personas se reunieron en el estadio y sus alrededores para rendir un histórico reconocimiento a las víctimas. Los hinchas de Nacional cantaron canciones de Chapecoense y se sumaron a un emotivo y respetuoso acto solidario.