Cuando Glenna Duram recuperó la conciencia, no recordaba nada. De una sola cosa estaba segura: ella no había matado a su marido. Sin embargo, aunque con pocas pruebas en su contra, está presa desde mayo de 2015 y ahora, el testigo menos pensado podría finalmente demostrar su inocencia o su culpabilidad.
Martin Duram murió de un disparo en la cabeza. Su mujer, fue encontrada con una herida de bala por lo que en un principio también se la consideró una víctima. Pero la familia de Duram está convencida de que fue la asesina, y que después del crimen trató de suicidarse. ¿Cuál sería la clave para esclarecer el crimen?: el testimonio de un loro.
Al parecer, la mascota de la casa repite desde entonces una llamativa y contundente frase: “No dispares” ” (Don’t fucking shoot”). Es por eso que suponen que podría haber presenciado el homicidio. “Ese pájaro se guarda todo y tiene la boca sucia”, manifestó en declaraciones a la prensa la mamá de la víctima.
En la casa donde ocurrió la tragedia la policía había encontrado tres notas de suicidio, una para la víctima y dos para cada uno de los hijos del matrimonio. El arma homicida pertenecía a la familia.
