Pasaron más de tres décadas del Superclásico fantasma que nunca se concretó en el norte de nuestro país. Boca y River se habían comprometido a disputar un cuadrangular amistoso junto a Gimnasia y Juventud Antoniana, pero el torneo debió suspenderse por la inesperada falta de interés del público.
No se trata de un cuento de Eduardo Saccheri, ni de alguna ficción creada por Adrián Suar. En 1985 el derby más importante del planeta se canceló porque en el estadio 23 de Agosto había menos de 2.000 personas para ver el espectáculo porteño.
Gustavo Sandoval, uno de los responsables de la organización, explicó los detalles de su frustrante experiencia: “Jujuy es el único lugar del mundo en donde ha fracasado un River-Boca”.
Para el empresario local la apuesta tuvo una pérdida económica incalculable. Con figuras como Hugo Orlando Gatti, Carlos Tapia, Enrique Hrabina y Alfredo Graciani, por el lado Xeneize; y Nery Pumpido, Oscar Ruggeri, Enzo Francescoli y el Tolo Gallego por el lado Millonario, el dirigente no dudó en analizar las desacertadas decisiones que tomó para argumentar el suceso: “Yo cometí el error de alojar a las dos delegaciones en el mismo hotel, y le llevé primero el dinero a la gente de Boca. Me acuerdo que Gatti empezó a generar problemas cargando a los muchachos de River diciendo que ellos ya habían cobrado”.
La interna entre los planteles no parece ser la razón por la que el público le dio la espalda al Superclásico. Boca había eliminado a Juventud Antoniana en Salta y River había superado a Gimnasia de Jujuy. Sin embargo, la final no despertó ninguna expectativa. “Estaban los jugadores listos para salir a la cancha, pero en el estadio no había más de 1.700 personas, tuvimos que cancelar porque no era rentable”, detalló Sandoval.
A pesar de contar con una capacidad para 20.000 espectadores, al 23 de Agosto no fue casi nadie. Ariel Castellón, uno de los curiosos que estuvo presente aquel día, recordó en una entrevista con TyC Sports el desconcertante episodio: “Ya se rumoreaba que no se iba a jugar el partido. Por los parlantes dijeron que se había suspendido y que podíamos pasar por boletería para que nos devuelvan el dinero”.
Los protagonistas estaban cambiados y concentrados para afrontar su compromiso. Con la entrada en calor consumada y la charla técnica brindada, el duelo se suspendió 30 minutos antes de la hora pactada.
Para algunos, la falta de interés correspondió al Argentina – Brasil que se disputó ese mismo día con televisación abierta. Para otros la responsabilidad pasó por la organización, dado que se disputó a comienzos de mes y la mayoría de la población aún no había cobrado su salario. El misterio nunca se resolvió y el Superclásico fantasma de Jujuy pasó al olvido. Son muy pocos los que recuerdan aquel hecho, ni siquiera los futbolistas tienen un registro detallado de lo sucedido. Fue el Boca – River que no le importó a nadie.