A las 6:40 PM de este domingo, los automóviles de la Brigada Antisecuestros de la Policía de San Pablo llegaron frente a un edificio del barrio de Cotia, donde sus gritos sobresaltaron a los moradores del lugar.
Para los ocupantes de cuatro de los cinco apartamentos fue una sorpresa sin explicación inmediata. Pero para quienes ocupaban la unidad 4, no. Allí estaba Aparecida Schunk, de 67 años, encerrada en un cuarto.
La custodiaban David Vicente de Azevedo y Victor Oliveira Amorim, quien había rentado el lugar por tres meses. Pagó 430 reales en efectivo, según le explicó Getúlio Furtado -dueño del edificio- a Folha do Sao Paulo.
Furtado lo vio pocas veces después del contacto inicial. Sabía que el inquilino trabajaba de noche y durante el día no salía de la unidad, que tiene un dormitorio, sala de estar, cocina y baño.
Los vecinos solamente lo percibían de madrugada. A las 7:00 AM regresaba a bordo de su ruidoso VW Polo color negro, lo que despertaba a su vecina más cercana, Rosemarie Artimundo, de 47 años: “No se escuchaba otra cosa, ni siquiera el ruido del baño”, asegura.
El 22 de julio, el dueño del departamento fue a instalar una ducha. No vio nada extraño. Pero unos pocos días después requirió entrar a la cocina. Schunk, la suegra de Bernie Ecclestone y madre de Fabiana Fosi, ya estaba en el lugar. Por ella pedían un rescate de más de 100 millones de dólares.
Amorim la tenía encerrada en una habitación pintada de amarillo. Furtado vio con curiosidad que en un rincón de la sala de estar había unas mantas y una almohada en el piso, como si alguien estuviera durmiendo allí. Fue a la cocina pero la habitación estaba cerrada. “No entres allí, está mi novia”, dijo el secuestrador.
Al atardecer de este domingo, cuando la policía entró por la fuerza a través del garaje donde el inquilino tenía aparcado su automóvil, Furtado y su vecina Rosemarie se quedaron atónitos: habían tenido frente a sus narices al hombre que buscaba toda la policía paulista.
Amorim fue arrestado junto a De Azevedo y Aparecida fue liberada sin que se haya pagado el millonario rescate. Llorando por la emoción de volver a abrazar a sus seres queridos, apenas pudo articular algunas palabras ante la prensa: “No secuestren a nadie en San Paulo, porque van a ser detenidos”, advirtió.